El periodista y politólogo estadounidense Bill Schneider afirma que los miembros del Congreso de su país son esencialmente empresarios independientes, que sobre todo y antes que nada, cuidan de su propia supervivencia electoral y su permanencia en la legislatura.
No es casualidad que el porcentaje de reelección de representantes (diputados federales) sea alrededor de 90 por ciento, ni que esos aspirantes recauden fondos para el siguiente ciclo electoral tan pronto como resultan electos.
Fea como pueda ser, la costumbre es parte del quehacer para un Congreso que debe renovar la Cámara baja y un tercio del Senado cada dos años.
Pero también se necesitan sentimientos de supervivencia muy desarrollados y sensibles para "leer" el sentimiento público.
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Ese es el marco para los reportes de problemas para la reelección del presidente Donald Trump.
No se trata sólo de encuestas que parecen cada vez peores para Trump y los republicanos. Después de todo, señalan los fieles y los escépticos, hace cuatro años "todo" anunciaba la derrota del hombre que hoy busca ser reelecto.
Esta vez los anuncios son ominosos para el partido en el poder. De entrada, los reportes son de un "desmadejamiento" de la coalición republicana y que un gran número de legisladores, especialmente los que enfrentan desafíos mayores, tratan de poner distancia con un Presidente que parece determinado a perder votantes.
"El Presidente pasó meses ignorando el virus y hablando del rebote de la economía, pero ¿qué hacer cuando el Presidente se contagia del virus y la economía no regresa?", se preguntó un operativo citado por The Washington Post.
Trump no se ayudó con su actuación en el primer debate presidencial, hace 10 días, y tampoco al declarar el miércoles que el COVID-19 había sido una bendición.
El hecho es que, según analistas como Charlie Cook, editor de una muy respetada empresa de información política, tendrá que ocurrir "algo muy drástico" para cambiar la actual trayectoria de la campaña presidencial y que el presidente Trump sea competitivo de nuevo.
Según las actuales encuestas, el candidato demócrata Joe Biden tiene a su favor poco más de 50 por ciento de los votos, los candidatos independientes y de terceros partidos parecen obtener cerca de 3 por ciento, los indecisos representan otro 3 por ciento, y Trump parece atascado en 43 por ciento. Y las elecciones son el 3 de noviembre.
Esos números repercuten en las campañas legislativas, donde los republicanos más débiles –por razones propias o porque representan distritos que han cambiado– no necesitan seguir a un Presidente impopular. Hay especulaciones de que los demócratas podrían incrementar su actual mayoría de 40 asientos en la Cámara baja y ganar hasta seis escaños en el Senado en lo que sería un tsunami político.
Si esa tendencia es cierta, en unos días comenzará a saberse de fracturas en el Partido Republicano.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE