COLUMNA INVITADA

Desde el sur: Discurso sin esencia

A diferencia de otros temas, el caso del general Cienfuegos no se ha colocado con tanto ahínco en la agenda pública nacional desde las mañaneras

OPINIÓN

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Georgina Trujillo/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Contrario a lo que pudiera pensarse, la detención del General Cienfuegos por parte de la DEA, no ha resultado el combustible que el presidente necesita para insistir en el discurso que le ha dado tanto éxito en su popularidad: hablar de la corrupción del pasado.

A diferencia de otros temas, este no se ha colocado con tanto ahínco en la agenda pública nacional desde las mañaneras, ya que el caso Cienfuegos desprestigia a una de las instituciones más coyunturales para el gobierno federal, a la cual impulsa (equivocadamente) como eje de la estrategia de seguridad y también ha beneficiado económicamente con contratos millonarios de obras públicas

El General Cienfuegos no puede ser utilizado por el Presidente como arma política porque esto también expondría una falta de congruencia, y por tanto, de esencia en el discurso: no fueron las autoridades mexicanas las que aprehendieron al Ex Secretario de Defensa, ni fue por su iniciativa que lograron armar un caso para llevarlo a juicio.

Como esta incongruencia, en el discurso del presidente hay muchas más. Son cada vez más tangibles y se reflejan en todos los niveles. Trata de maquillarlas con palabras pero las carencias de fondo están muy presentes, tanto en el gobierno federal como en el partido gobernante. Han sido una limitante para consolidarlo como una fuerza política que pueda perdurar más allá de este sexenio.

Los resultados electorales recientes así lo confirman. El PRI acaba de arrasar en las elecciones de dos estados, el PAN lo hizo el año anterior. Morena por su parte, en vez de crecer pierde terreno.

El alma de México son los municipios, no el Palacio Nacional. Ahí es donde comienza nuestra identidad nacional. Los discursos del presidente no son suficientes, nunca lo han sido, las personas necesitan ver resultados en su comunidad por parte de sus líderes locales, y eso es precisamente de lo que carece Morena.

La sociedad ha sido implacable en la calificación de estos liderazgos locales. Tan sólo en Macuspana, municipio donde nació AMLO, el alcalde morenista renunció en medio de una fuerte presión y de acusaciones de corrupción. El descontento social en muchas regiones del país ya permea hasta las clases más bajas y se tradujo en las urnas. Es el vacío que representa Morena como gobierno y estructura local, la causa de su derrota.

No obstante, la oposición no ha logrado articular tampoco un proyecto de gobierno que nazca de una visión a futuro y se identifique con nuestras aspiraciones como mexicanos, a través de prácticas democráticas sanas y un diálogo plural. En cambio, bailan al son que se dicta desde la cúpula mañanera.

Lo que debería dictar sus acciones es la voz ciudadana, presente y más viva que nunca en las calles y en las redes sociales. Esta democracia del siglo XXI que juega bajo las reglas digitales, donde las imágenes ponen en entredicho los símbolos políticos y desnudan los discursos. Donde los datos y las estadísticas son armas que desarticulan a la masa y la segmentan en audiencias heterogéneas, a las que se les puede contar una verdad particular que les recuerde que este país no le pertenece a un solo hombre, sino a todos nosotros.

 

POR GINA TRUJILLO
COLABORADORA
@GINATRUJILLOZ