Para muchos, el presidente Donald Trump ha desarrollado la campaña política que quiere, aunque eso implique dejar de lado la que debería hacer.
Para observadores activos de la política estadounidense, como el encuestador republicano Frank Luntz, la campaña del mandatario es tan mala y mal calibrada que sus consejeros deberían ser enjuiciados por malas prácticas.
"Es la peor campaña que he visto, y las he visto desde 1980. Están en los temas equivocados, tienen el mensaje erróneo", dijo, al afirmar que el punto esencial de los consultores de campaña es convencer al candidato que debe hablar de cuestiones relevantes para las personas a las que debe alcanzar. El problema, sin embargo, es que el verdadero jefe y el real estratega político de la campaña de Trump es el propio Trump.
El Presidente es famoso por decir y hacer lo que quiere, y especialmente ridiculizar y demonizar a sus enemigos en sus discursos ante los asistentes a sus mítines, en los que asegura que la política estadounidense sería mucho más aburrida sin él. Un contraste si se quiere con los cuidadosos mensajes de políticos tradicionales.
Pero cuatro años de lo mismo pueden fatigar a algunos, o a muchos. Y eso es parte del problema que ahora enfrenta el mandatario.
Luntz hizo un ejemplo con el tema de Hunter Biden, el hijo del candidato demócrata Joe Biden, al que demanda se investigue por su empleo con una empresa ucraniana de energía y versiones de que buscó organizar una cita entre funcionarios de ella y su padre.
Trump ha propuesto que el procurador General William Barr inicie una investigación, pero no parece tener mucho que ver con las preocupaciones actuales de los estadounidenses, y peor aún, da la imagen de que Trump trata de usar el poder del gobierno para lanzarse contra un adversario político. Trump cree que Hunter Biden es un tema de importancia, y ciertamente es uno que es bien recibido durante sus mítines de campaña por multitudes que le responden con el coro "enciérrenlo".
Pero comete lo que parecen errores importantes, como enfrentarse públicamente con el doctor Anthony Fauci, principal virólogo estadounidense, y rechazar la idea de escuchar a los científicos para enfrentar la pandemia de COVID-19, que ha causado más de 215 mil muertos.
"Si los hubiera escuchado estaríamos en una depresión económica", dijo Trump recientemente.
Con millones de contagiados y sus familias afectadas por el coronavirus y los problemas de cuidado de salud en el país, tal vez ese no sea el mensaje que quieran escuchar. "Mientras más habla peor es percibido", dijo Luntz en declaraciones reproducidas por la prensa de EU.
Según las encuestas, los temas que los estadounidenses desean abordar son economía; salud y combate al COVID-19; seguridad y desigualdad racial, y cambio climático.
El que a menos de 20 días de la elección haya debido hacer campaña en estados que ganó en 2016, como Pensilvania, Arizona, Georgia o Florida, no es una buena señal.
POR JOSÉ CARREÑO
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
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