TRES EN RAYA

Nosotros, los causantes cautivos

La iniciativa de Palacio Nacional consideraba un aumento del 56% en los mismos y, aunque quedó en “solo” un 6.57%, esto impactará negativamente en la forma en que nos comunicamos

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Aunque en el discurso se diga que no se incrementarán los impuestos, en la miscelánea fiscal parece todo lo contrario.

Con mayoría de Morena, la Cámara de Diputados aprobó incrementar los derechos por el uso del espectro radioeléctrico, a los proveedores de telefonía celular e internet para la población. ¿Quienes terminarán pagando el aumento en costos? Obviamente los usuarios finales.

La iniciativa de Palacio Nacional consideraba un aumento del 56% en los mismos y, aunque quedó en “solo” un 6.57%, esto impactará negativamente en la forma en que nos comunicamos, ampliando la brecha digital con las personas de menores recursos. Mientras el resto del mundo procura disminuir las barreras de entrada a las nuevas tecnologías, en nuestro país se aumentan...

Así también, tan solo los servicios de transporte terrestre de pasajeros y entrega de bienes presenta un aumento del 2.8%, mientras que para la prestación de servicios de hospedaje la tasa impositiva sube un 5%.

Lo anterior, de no expandir la base gravable, toda nueva disposición terminará solo por apergollar más a los que ya pagamos impuestos.

Aplausos de que en esta administración se han cobrado a grandes corporaciones los impuestos que no habían cubierto en los últimos años, pero que eso no sea sinónimo de que quienes cumplimos con nuestras obligaciones fiscales de forma puntual ahora terminemos pagando bastante más.

Diversos diputados federales, particularmente los de oposición, habían propuesto algunas medidas para reincentivar la economía. Adivinaban que México ya se encontraba como el último país en salir de la crisis económica por el nulo apoyo a los empresarios y trabajadores, mismo antes de que se conociera la versión final aprobada de la miscelánea fiscal y ley de ingresos. Sobra decir que la 4T, en voz de la bancada de Regeneración Nacional, no aceptó aprobar ninguna de estas medidas. Con esto ya podremos quedarnos más años en dicha crisis.

Entre las propuestas rechazadas encontramos: incorporar la deducción inmediata, deducción al 100% sobre las prestaciones de previsión social a los trabajadores, deducción del 100% para el consumo en restaurantes y la deducción de autos de combustión interna hasta por 350 mil pesos y de eléctricos en un 100%

La negativa significa que la industria restaurantera (servicios de preparación de alimentos y bebidas) donde trabajan 2.1 millones de personas (censos económicos, 2019), se verá aún más afectada. Hasta antes del covid, este sector (datos INEGI) era el segundo con mayor número de establecimientos en todo país y lo que se requería era un apoyo para compensar la momentánea falta de comensales.

En la propuesta de los autos de combustión interna, se podría haber aprobado siempre y cuando estos fueran fabricados en México. Por su parte, negar la deducción de los eléctricos es subrayar la necedad de apostar por el pasado contaminante.

En cambio, entre las medidas que los diputados aprobaron, hay acciones para reforzar el cumplimiento en el pago de impuestos y que se aplicarán a partir de 2021. Algunas de estas son consideradas terrorismo fiscal en otras partes del mundo. No exagero.

Ahora que es más fácil perder la autorización para el caso de entidades donatarias, resulta un tanto cuanto incongruente derogar la certificación del cumplimiento de obligaciones fiscales de transparencia y de evaluación de impacto social. De hecho, con esta eliminación en realidad les quitan la posibilidad de demostrar a dichos organismos y fundaciones cómo sirven a la sociedad y si cumplen o no con sus obligaciones.

Cierto es que en los países miembros de la OCDE, México es el país que menos recauda. Se requieren más ingresos, sin lugar a dudas, pero se debería lograr ampliando la base gravable. En nuestro país solo el 11.7% de los ciudadanos pagamos impuestos (OCDE 2018), cuando el promedio de las naciones miembros de dicha agrupación es del 25%.

Ciertamente olvidan que después de cierto punto el individuo prefiere tornar a la informalidad que seguir pagando al fisco, con lo cual el problema de falta de recursos par el país solo se agudiza.

El 2021 será un año de retos y una muy empinada cuesta económica y con la nueva miscelánea fiscal, en lugar de apoyar al ciudadano que ya paga impuestos, pareciera que la intención es disminuir su poder adquisitivo aún más. Somos cautivos de un sistema que solo exprime y cada vez regresa menos.

 

POR VERÓNICA MALO
veronicamaloguzman@gmail.com