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Es la primer película que habló de los verdaderos zombies en la religión vudú y la encuentras en Amazon Prime

La cinta fue una de las pioneras en este género y muestra cómo algunos elementos naturales podrían robarle el alma a un ser humano

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Este es el verdadero poder del vudú en la vida real. Foto: Captura de pantalla/Prime Video.

En 1988, el maestro del terror Wes Craven nos ofreció una joya poco convencional dentro de su ya impresionante repertorio: "La serpiente y el arcoíris" ("The Serpent and the Rainbow"). Esta película es muy diferente a otras de sus creaciones más reconocidas como "Pesadilla en Elm Street" o "Scream", pero no por eso es menos impactante ya que en esta ocasión, Craven se aparta de los asesinos sobrenaturales o los adolescentes acosados por psicópatas, para sumergirnos en el misterioso y oscuro mundo del vudú haitiano.

La película combina a la perfección elementos de horror, drama y aventura, con un trasfondo histórico y cultural que la distingue de otras cintas de terror de su época. De la misma forma, la cinta está basada en el libro homónimo del antropólogo y etnobotánico Wade Davis, quien relató sus experiencias en Haití investigando casos de zombificación, una práctica asociada con la religión vudú.

Y aunque la película toma bastantes libertades con respecto al libro, el concepto central sigue siendo fascinante: ¿qué hay de cierto en las leyendas sobre personas que son declaradas muertas y luego "revividas" como zombies? Pues Wes Craven aborda esta cuestión con su característico enfoque visualmente inquietante, creando una atmósfera que mantiene al espectador al borde del asiento desde el incio de este aterrador metraje.

¿De qué trata "La Serpiente y el Arcoirís"?

La trama sigue a Dennis Alan (interpretado por Bill Pullman), un antropólogo enviado por una gran compañía farmacéutica a Haití para investigar un misterioso polvo que, al parecer, tiene la capacidad de inducir un estado de muerte aparente. A pesar de su investigación, Alan no cree que los zombies sean reales ni que exista una sustancia capaz de provocar tales efectos, sin embargo, a medida que profundiza en el mundo del vudú, se encuentra con una realidad mucho más aterradora y compleja de lo que jamás imaginó.

"La serpiente y el arcoíris" es una película única en el catálogo de Wes Craven, y una de las más fascinantes películas de terror de los años 80.
Fotografía: Captura de pantalla/Prime Video.

Y es que las creencias y rituales que en un principio le parecían folclóricos y supersticiosos comienzan a adquirir un peso perturbador, por lo que Alan se ve arrastrado por un viaje lleno de misticismo, terror psicológico y confrontaciones con fuerzas que no puede controlar ni comprender completamente.

Es así como la película logra capturar con gran acierto la esencia del vudú haitiano, evitando en gran medida caer en estereotipos baratos o representar la religión como un mero dispositivo narrativo. Si bien hay un claro enfoque en los aspectos más oscuros y sensacionalistas del vudú (como los zombies y los rituales), Craven también dedica tiempo a mostrar la riqueza cultural y la importancia espiritual de estas prácticas en Haití. El país en sí, devastado por la pobreza y la inestabilidad política, actúa casi como un personaje más en la historia, lo que añade un nivel de profundidad y realismo a la atmósfera de la película.

Uno de los aspectos más interesantes de "La serpiente y el arcoíris" es cómo aborda temas más amplios a través de su narrativa de terror. A lo largo de la película, se exploran cuestiones sobre la muerte, la vida después de la muerte, el control sobre el cuerpo y la mente, y el poder de las creencias. La zombificación, tal como se presenta en la película, no es solo una transformación física, sino también una forma de esclavitud mental, lo que abre la puerta a reflexiones sobre la libertad individual y la manipulación política.

No es la típica cinta de sustos fáciles, sino una exploración más profunda del miedo, la cultura y lo sobrenatural.
Fotografía: Captura de pantalla/Prime Video.

Haití, con su historia de colonización, esclavitud y dictaduras brutales, actúa como un telón de fondo apropiado para estas exploraciones temáticas. La película se ambienta en los años de la dictadura de Jean-Claude Duvalier, un período de gran represión política y violencia en el país. El régimen de Duvalier y su uso del miedo y la superstición para controlar a la población se reflejan en el personaje de Peytraud, quien utiliza el vudú y el terror para mantener su poder. Esta crítica subyacente al uso del miedo y la religión como herramientas de control añade una capa de profundidad que eleva la película más allá del simple entretenimiento.

La atmósfera y el terror de los verdaderos zombies

Pero lo que diferencia a "La serpiente y el arcoíris" de otras películas de terror es su atmósfera, ya que Wes Craven nos transporta a un mundo en el que la frontera entre lo real y lo sobrenatural es borrosa, un lugar donde la muerte no es necesariamente el final, y donde los muertos pueden caminar entre los vivos. A través de una combinación de efectos prácticos, escenarios impresionantes y una dirección precisa, Craven construye una atmósfera de paranoia creciente que mantiene al espectador en constante incertidumbre.

De la misma forma, el uso de los colores vibrantes del Caribe contrasta con los momentos más oscuros y opresivos de la película, creando una dualidad visual que resalta tanto la belleza como el horror del entorno. Las escenas de los rituales vudú están magistralmente filmadas, combinando el realismo con una sensación de surrealismo que hace que el espectador se pregunte constantemente qué es real y qué es una pesadilla. El sonido también juega un papel crucial en la creación de esta atmósfera, con una banda sonora que utiliza ritmos africanos y caribeños para sumergirnos aún más en este mundo extraño y peligroso.

Por ello, "La serpiente y el arcoíris" no es una película de terror al uso, pues si bien tiene momentos de terror visceral, no depende de los sustos baratos ni de la violencia gráfica para generar tensión. En cambio, Craven apuesta por el horror psicológico, construyendo una sensación de malestar y peligro a través de la sugerencia más que de la exhibición explícita, esto la convierte en una película más madura y compleja que muchas de las cintas de terror de la década de los 80, y es probablemente la razón por la que ha envejecido tan bien con el tiempo.

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A pesar de su calidad, "La serpiente y el arcoíris" no tuvo el mismo éxito comercial o cultural que otras películas de Wes Craven; quizás fue demasiado diferente de lo que el público esperaba del director, o tal vez su enfoque más lento y psicológico no encajaba bien con las tendencias del cine de terror de la época, que se inclinaban más hacia el gore y los sustos rápidos. Sin embargo, con el tiempo, la película ha encontrado su lugar entre las y los amantes del terror, y muchos la consideran una obra de culto.

Y es que lo que hace que "La serpiente y el arcoíris" sea tan especial es su capacidad para generar miedo a través de lo desconocido. No se trata de un monstruo que persigue a sus víctimas en la oscuridad, ni de una entidad que puede ser derrotada con fuerza física; en cambio, el verdadero horror proviene de la sensación de que hay fuerzas en el mundo que escapan a nuestra comprensión, y que el control que creemos tener sobre nuestras vidas y nuestras mentes es más frágil de lo que nos gustaría admitir.

Si aún no la has visto, "La serpiente y el arcoíris" es una experiencia cinematográfica que vale la pena descubrir, especialmente si estás buscando algo diferente, inquietante y lleno de sorpresas.
Fotografía: Captura de pantalla/Prime Video.

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