Jorge Negrete es uno de los grandes representantes del Cine de Oro en México, en gran medida por su hermosa voz y sus grandes dotes actorales, pero lo que pocos saben es que “El Charro Cantor” no tenía como primera opción ser actor, ya que sueño estaba arriba de un escenario, pero no frente a las cámaras sino del público.
Se dice que antes de tener su primer protagónico y con esto comenzar su fama en el mundo del cine, Negrete tenía otros planes en su vida, mismos que lo colocaban como un cantante de ópera, para ser más preciso como un tenor; pero después de muchos intentos y quedarse sin dinero, decidió aceptar un trabajo en una película que lo llevaría al estrellato a nivel nacional.
Jorge había viajado a Nueva York para buscar una oportunidad en el mundo de la Opera, donde logró hacer un dueto con Ramón Armengod para la cadena NBC en 1937, siendo esta su primera oportunidad de mostrar su talento en Estados Unidos.
Una historia que no terminó bien
Después de esta oportunidad en NBC, Negrete comenzó a buscar más proyectos, pero no se quedaba en ninguno. Jorge hizo audiciones para el Metropolitan Opera House, esto con la intención de recuperar su carrera como tenor, pero no logró quedarse con la estelar, por lo que no iba a aceptar un rol como suplente.
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Después de esto el dinero comenzó a escasear por lo que comenzó a tener trabajos de todo tipo, inclusive mesero, pero todo cambió cuando conoció a Gonzalo Varela, productor mexicano, ya que fue el encargado de ofrecerle un papel en “La madrina del diablo”, película donde conseguiría su primer protagónico.
De acuerdo con declaraciones de Diana Negrete, su única hija, el “Charro Cantor”, después de grabar “La madrina del diablo”, Jorge se regresó a “La Gran Manzana” para seguir luchando por su carrera como cantante de ópera.
La realidad es que se desconocen los motivos por los que se alejó de ese sueño, pero la realidad es que el mundo y la historia del cine mexicano ganaron a un gran actor, uno de los mejores de la época dorada.
dza