Pablo Neruda sigue siendo una de las figuras y referentes dentro de la literatura, específicamente en la poesía, quien vivió bajo este seudónimo pero que luego su nombre real y oficial fue reconocido como Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, sin embargo, pocas personas conocen más allá de sus poemas, especialmente lo que refiere a su vida privada y sentimental.
De hecho, uno de los eventos sobre su vida privada que más han llamado la atención es aquello que refiere a las mujeres con las que compartió su vida, pues se casó tres ocasiones pero solamente tuvo una hija a quien negó y abandonó prácticamente en cuanto nació, considerándola una “aberración”.
La separación de su primer matrimonio
El famoso autor de “100 poemas de amor y una canción desesperada”, contrajo matrimonio en 1930 con María Antonieta Hagenaar Vogelzang, y con quien procreó a su única hija Malva Marina Trinidad Reyes Hagenaar, quien padecía hidrocefalia, que refiere a la acumulación de líquido en las cavidades del cerebro, por lo que de manera superficial genera la apariencia de que la cabeza tiene un desequilibrio en el tamaño.
Antes de casarse y tener a su hija viajaron a distintos sitios y “disfrutaron” el éxito de Neruda; se conocieron cuando él estaba de cónsul en la Isla de Java, durante un baile, donde pronto lograron generar una fuerte atracción que los llevó hasta el matrimonio; al poco tiempo empezaron a tener problemas debido a que tuvieron que volver a Chile, donde los amigos, conocidos y familiares de Pablo realmente nunca la aceptaron del todo.
Estuvo en un campo de concentración
Prácticamente lo que los llevó a separarse fue su hija en común, a quien Neruda describió como “un ser perfectamente ridículo, una especie de punto y coma, una vampiresa de tres kilos”, por lo que se alejó totalmente de ellas y con ello cualquier tipo de apoyo.
Pues incluso tiempo después de su separación, María Antonieta Hagenaar le pidió apoyo económico para ella y su hija, pero al negarse, tomó la decisión de dejarles a su hija Malva con una familia mormona, y María Antonieta trabajó limpiando casas, cuidando enfermos y cualquier labor que le pudiera ayudar a la manutención de ella y su hija.
Tras la llegada de la Segunda Guerra Mundial, fue capturada por los nazis, y la llevaron al mismo campo de concentración que Ana Frank; al salir con vida, le rindieron cuenta de que su hija Malva había fallecido a los ocho años de edad.
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