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"Aprovéchate de mí" la novela que se inspiró de una canción de Café Tacvba

Ganadora del Premio Nacional de Novela Joven José Revueltas, La novela de Xóchitl Lagunes es editada por el Fondo de Cultura Económica

"Aprovéchate de mí" la novela que se inspiró de una canción de Café Tacvba
La literatura le dio libertad y una voz que ahora no cesa Foto: Especial

Cuando Xóchitl Lagunes (Ciudad de México, 1985) escuchó al líder de Café Tacuba explicar su canción “El baile y el salón” supo que ahí estaba la historia que quería contar. “No me había caído el veinte de quiénes iban a ser los personajes, ni la historia que quería contar, ni el argumento, entonces hubo una especie de diálogo entre la idea que traía zumbándome en la cabeza y una entrevista que escuche con el grupo”, cuenta.

En la conversación, recuerda la escritora, el vocalista Rubén Albarrán aclara que el tema habla de una pareja masculina que se enamora bailando. “Siempre tenía claro que se trataba de dos hombres con los cuerpos cerca, en una atmósfera oscura y erótica; algo me hizo click en la cabeza cuando lo dijo en voz alta y como que embonó con lo que yo pensaba en ese momento”. De ahí comenzó a crecer “Aprovéchate de mí” (FCE/Tierra Adentro, 2022), segunda novela de Lagunes que en 2020 le valió ganar el Premio Nacional de Novela Joven José Revueltas.

Otros temas y escritos 

En su libro, que también retoma para el título el tema “Aprovéchate”, de la misma banda, la autora cuenta la historia de Santi, un joven preparatoriano que los fines de semana trabaja en un puesto de barbacoa y que se enamora de Manuel, 20 años mayor que él y quien atiende un local de dulces. La intención de Lagunes era contar una historia de iniciación en la que el viaje del héroe (planteado por Joseph Campbell) diluyera la condición masculina del protagonista y se fundiera con la femenina en un punto medio.

“Me parece que debe haber un reconocimiento de la universalidad de este tipo de emociones o de sensaciones que trascienden lo binario, en ese mismo tono en el que Santiago es un adolescente en construcción de su identidad sexual. Pienso que eso hace que se diluya ese viaje heroico masculino y empiece la entremezcla con el viaje heroico femenino, para mí era muy importante porque creo que también he atravesado procesos similares, y eso puedo decir que tengo en común con Santiago, que a pesar de que yo no me defino como no binario, creo que sí llego a ese punto en el cual eso binario debe diluirse para reconocerme como ser humano”, dice la autora.

"Escribir ha sido algo que está por encima de todo lo demás de mi vida" dice la autora Xóchitl Lagunes Foto: Especial 

La narración de Lagunes transcurre en un barrio popular, como en el que ella misma creció, y está plagada de sonido, de la cinta sonora con la que sus protagonistas van identificando cada momento. Antes de tomar la decisión de qué música debía sonar, Lagunes debió evitar sus propios gustos y no imponerlos a los personajes de su libro. “No fue una decisión mía que la historia naciera de esa canción, fue algo que estuvo por encima de mí y de ahí empezó, pero ya después fue la propia necesidad de la historia”.

“Hubo algunos momentos en los que yo intente imponer música que me gusta, con la que yo tengo más vínculos porque significa algo para mí, pero cuando intente imponer mis gustos la escritura ya no fluía, no era natural, cuando me di cuenta de que eso pasaba fue pensar qué estaba sintiendo Santiago, y qué canción escuchaba, hacía dónde tenía que irme y me venía a la cabeza esa música que él estaba escuchando. Yo no soy fanática de alguna banda en particular, soy más de canciones específicas y muchas cosas las tuve que investigar, pensaba en alguna canción y me hacía sentir lo que él sentía de cierta forma y esa era la canción que debía contar ese capítulo en particular”, cuenta.

Permitir a su protagonista que marcara la banda sonora del libro está íntimamente ligado con la idea que Lagunes tiene sobre la literatura acerca de que la escritura no es algo controlable. "Para mí no es así, escribir ha sido algo que está por encima de todo lo demás de mi vida, no porque le haya dado la importancia que me gustaría sino porque es lo que no he podido dejar de hacer a pesar de cualquier cosa. En ese sentido creo que es un ejercicio que debo hacer en libertad y en ese mismo ímpetu de que tiene que fluir, yo no puedo intentar controlar las historias que quiero contar, porque si no, no salen, no van cómo deben ser”.

Por eso también, un día Lagunes decidió empezar de nuevo. Había estudiado Ingeniería agrícola en la UNAM y a eso se dedicó diez años. De repente ya no pudo más y se lanzó de lleno a la literatura. “Llegó el punto en el que tuve una crisis emocional muy fuerte, que me llevó a replantearme todo lo que estaba haciendo en mi vida y decidí aventarme, renuncié a mi trabajo y después de reunir un poco de dinero, me di un plazo para probar suerte y ver si podía legitimarme, y pues paso lo del premio y ahora tengo la atención encima de mí”.

Temor a la escritura 

Lagunes descubrió mucho después que a pesar de que la literatura le llamaba desde pequeña, lo único que había estado haciendo era evadirla por temor. “Fue comprarme el cuento de la meritocracia y me dijeron que como escritora me iba a morir de hambre, yo lo que menos quería para mi futuro era repetir el patrón de precarización de mi familia. Yo vengo de una familia que terminó por romperse cuando tenía 22 o 23 años, pero que estuvo fracturada desde siempre”.

A pesar de no saberlo, ahí estaban también las letras para salvarla: “empecé a leer cuando tenía 6 o 7 años, me escapaba, leía y ya no era lo mismo sobre la precarización o el alcoholismo de mi papá o las violencias que había en la casa, después creo que fue como una necesidad de desahogarme porque además crecí con esta idea de que por ser mujer tenía que tomar cierta actitud sumisa, sin contestar, de dedicarme a aprender las cosas de la casa, y eso no me gustaba, sentía que era muy limitante”. La literatura le dio libertad y una voz que ahora no cesa. 

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