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CLÁSICOS DE LA LITERATURA

6 lecciones de vida que nos dejó El Principito de Antoine de Saint-Exupéry,

Esta obra es una de las más queridas en la literatura universal

CULTURA

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Este libro cuenta con una serie de enseñanzas que deben conocer chicos y grandesCréditos: Especial

Antoine de Saint-Exupéry ha marcado la vida de varias generaciones con sus libros; sin embargo, el más famoso y querido de su público fue El Principito, obra que llegó en 1943 para quedarse en el imaginario colectivo y en la literatura universal. 

Pese a que es una obra enfocada hacia los niños, adolescentes, adultos y ancianos han logrado encontrar también en él una serie de consejos, moralejas y enseñanzas que además de ser universales, gozan de vigencia, pese al paso de los años. 

Aquí las lecciones más importantes que dejó esta entrega. 

1. Hacer lo que los demás quieren de ti no te hará feliz

Justo al inicio de la obra más representativa del autor francés, se muestra cómo el personaje principal comienza, a la tierna edad de 6 años, a tratar de plasmar por medio del lápiz y el papel lo que para él era algo terrorífico: un elefante siendo devorado por una serpiente. 

Sin embargo, en pocos párrafos, la historia da un giro para dar a conocer que los adultos eran insuficientes para poder entender esta representación, al punto de que confundían la imagen con un sombrero. 

Lo que para ellos era considerado una falta de talento los llevó a recomendarle al menor que dejara las artes, lo cual lo llevó a inclinarse a la profesión de piloto. El cumplir con las expectativas de los demás, incluso, lo hace constantemente hablar de temas que le parecen poco interesantes. 

La llegada de El Principito no es más que muestra de esto, ya que hace visible cómo los pensamientos del personaje principal se han ido modificando para alejarse de las cosas que lo apasionaban y, además, le habían impedido advertir mantener la imaginación y las cosas que le apasionaban. 

La obra es corta, pero profunda. 

2. Seguir el mismo camino dará los mismos resultados

Gran parte de los mensajes que ofrece El Principito a lo largo de sus páginas forman parte de metáforas que se leen entre líneas y necesitan de la atención del espectador para no perdérselos. 

Ejemplo de esto es una simple línea que se colocó justo después de que el habitante del minúsculo planeta pide al piloto que le dibuje un cordero. Tras varios intentos, el personaje logra complacer al otro plasmando sobre el papel una caja en la que se supone está el animal deseado. 

Posterior a esto, el protagonista promete además darle una cuerda y una estaca para amarrar al bovino; sin embargo, el principito asegura que no tiene sentido atarlo, debido a que no podrá ir a ningún lado. 

"Derecho, siempre adelante de uno, no se puede ir muy lejos", es la frase con la que explica esto. 

Con esto, de manera sutil, Antoine de Saint-Exupéry trata de decir a sus lectores que hacer siempre lo mismo, ir a los mismos lugares, evitar exponerse a cualquier nuevo estímulo llevará a que los demás sigan viviendo la misma existencia. 

3. Aprende a sacar las cosas de raíz

La metáfora entre el asteroide en el que vive El Principito, el alma y la mente humana es todavía uno de los temas de conversación relacionados con esta obra escrita en 1943. 

El autor utiliza esta idea para plasmar uno de los consejos que brinda a quien llega a leerlo: hay que arrancar las cosas de raíz. En el cuento, el personaje asegura al piloto que se alegra de tener con él un cordero para poder combatir a las baobabs, una especie de plantas que amenazan su planeta

Según cuenta el autor en esta parte del libro, estos seres provenían del centro de su pequeño planeta y se abrían paso a través de la tierra desde semillas malas o semillas buenas. En caso de ver el surgimiento de un baobab, contaba el protagonista, se tenía que arrancar de raíz para evitar que afectaran al asteroide.

Esto se puede tratar como un símil con la necesidad de tratar los sentimientos y emociones que tiene cada individuo. no hacerlo es un factor que puede ocasionar problemas a la larga, ya sea que se trate de un ligero rencor que se convierte en el más grande de los odios o de un cariño que no se demuestra jamás y termina por tornarse en una obsesión.

Algunos más podrían decir que se está hablando de la higiene; sin embargo, el personaje hace mención que es un proceso que sigue a la rutina de alistarse para cada día. 

"Cuando uno termina de arreglarse por la mañana, debe hacer cuidadosamente la limpieza del planeta. Hay que dedicarse regularmente a arrancar los baobabs en cuanto se los distingue entre los rosales, a los que se parecen mucho cuando son muy jóvenes. Es un trabajo muy aburrido, pero muy fácil", escribe el autor.

Esta obra es universal y sigue vigente. 

4. No te quedes con la duda

A lo largo de la historia, el pequeño monarca se niega a dar una respuesta a las preguntas del piloto. Sin embargo, a través de estas se va enterando de la verdadera esencia que tiene el personaje, de sus motivaciones, de lo que le preocupa y de las cosas que piensa. 

Esta es una franca invitación que hace el autor al público para que entienda la necesidad de escuchar a los demás, de leer entre líneas lo que tratan de decir e incluso comprender aquello que no tratan de decir. 

A la par, coloca al principito como el origen de una curiosidad genuina y valiosa. El no renunciar a una duda hasta que sea resuelta es una de las formas en las que Antoine habla de no dar las cosas por hechas y siempre saciar las incógnitas que se atraviesan en el día a día.

5. Lo esencial es invisible para los ojos

Pocos capítulos de esta obra no hablan sobre una molestia generalizada que tiene el personaje con los adultos, a los cuales acusa de dejar de ver las cosas esenciales y centrarse en sus prejuicios por medio de explicaciones que le parecen insuficientes. 

El principito acusa a los grandes por no pensar por ellos mismo, por tratar de rellenar datos por medio de números y preocuparse más de la rutina que de los verdaderos problemas que atraviesa el mundo. 

Cuando conoce al zorro, este le pide que lo domestique, lo cual es un símil a pasar tiempo con él y generar un vínculo. Tras esto, ambos se vuelven unidos. Durante esta temporada en la vida del protagonista, se encuentra con un grupo de rosas que son muy similares a la que conoció en su planeta. 

Al pasar por esta experiencia se siente defraudado, debido a que considera que fue engañado por la flor, ya que ella se hacía pasar como la única en el universo; no obstante, gracias a la convivencia con el zorro aprende que hay cosas que no percibe únicamente con la vista. 

Tal es el caso de la razón por la cual la rosa es especial para él. El haberle dado tiempo, hacer sacrificios por ella y cuidarla la hacen un ser completamente diferente a las demás de su especie, sin importar que su belleza pueda ser equiparable a las otras. 

    

6. Sé dueño de ti mismo

Durante las visitas que realiza a cada uno de los planetas, El Principito se encuentra con personas que tienen un estilo de vida basado en interpretaciones que suelen basarse en cómo quieren ser percibidos por los demás. 

Durante este trayecto cruza su camino con un rey que no gobierna a nadie, se niega a evaluarse a sí mismo, pero ve a todos como súbditos; ve también a un bebedor sumido en la culpa de no poder dejar el alcohol y usarlo para olvidarse de este sentimiento; halla a un vanidoso que tiene como prioridad causar admiración en los demás; se lamenta de ver a un hombre de negocio que olvidó lo importante de la vida y se concentra en contar números, entre otros. 

Todos estos sujetos tenían en común el trabajo y la vida dedicadas a cosas que no podían controlar y cuando tenían la ilusión de hacerlo veía en ellos el principito que no eran felices con lo que hacían, ni seguían sus propias pulsiones

Gran parte de la carga emocional del libro descansa en la posibilidad de hacerle ver a los lectores la idea de que busquen lo que desean, lo que sea guiado por sus propios deseos.

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