Hace un par de días, la batalla por la que muchas personas se estaban preparando comenzó ya que se llevó a cabo la venta de boletos para el concierto de Taylor Swift en la Ciudad de México, miles de personas que habían esperado este momento por años ingresaron puntuales a la página de Ticketmaster para realizar su compra, sin embargo, la gran mayoría se quedó en el intento ya que no logró conseguir las entradas afirmando que tan sólo algunos minutos después de iniciada la venta, todos los espacios ya se habían agotado.
Es así como, desesperados por hacer uno de sus sueños realidad, comenzaron a buscar otras opciones para poder acudir al concierto que se llevará a cabo el próximo 24, 25, 26 y 27 de agosto; entre las opciones se encuentra acudir con revendedores no oficiales quienes han aprovechado la limitada venta para aumentar los precios de manera exorbitante y aunque esto no se considera ilegal, sí existen muchos peligros para las y los compradores ya que no existen ninguna protección o seguro que los respalde una vez que hayan depositado el dinero, por ello, Ricardo Sheffield, titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) afirma que quienes decidan comprarlos en esta modalidad, deben ser conscientes y cuidadosos del riesgo que implica.
Peligros de comprar boletos en reventa
De acuerdo con información proporcionada por el titular de la Profeco, existen ciertas plataformas que aunque su función principal es colocar los boletos de personas que por algún motivo no pueden asistir al evento, es muy común que se usen como medio para que los revendedores realicen sus ventas más rápido y aunque esto no es considerado un delito en México, las y los consumidores se exponen a ser víctimas de un fraude ya que las páginas por donde se realizan los tratos no responden por las publicaciones engañosas ya que con quienes se realiza el trato es con los vendedores através de la página.
Si bien los precios originales de los boletos para ver a Taylor Swift en el Foro Sol van desde los 656 pesos hasta 10 mil 450 pesos mexicanos, a través de páginas de reventa los precios se elevan muchísimo más ya que se ha reportado que en sitios de reventa como StubHub el costo aproximado va desde los 10 mil pesos (siendo estos los más baratos) hasta más de 100 mil pesos, por ello Ricardo Sheffield afirma que es innecesario arriesgar tanto dinero en un sitio donde la compra ni siquiera está asegurada.
Del mismo modo, los fans de la cantante han mostrado su molestia en redes sociales al saber que los revendedores se "quieren jubilar" ofreciendo los boletos al triple de su precio original y esto ha ocasionado que verdaderos fans se queden sin un lugar, gracias a la ambición de unos cuantos; es por ello que los "Swifties" han comenzado una campaña en redes sociales (principalmnete Twitter) para exponer revendedores fraudulentos y evitar que las personas sigan pagando precios así de exagerados.
Por otra parte, personas que tienen ciertas experiencias en conciertos han afirmado que los fans aún tienen una última esperanza para conseguir boletos ya que comentan que es bastante común que días antes del evento o incluso horas antes se liberen algunos boletos más, por lo que es necesario verificar la página de Ticketmaster constantemente porque, quizás con algo de suerte, puedan encontrar una entrada.
¿Las preventas de boletos son discriminatorias?
En plataformas de ventas de boletos como Ticketmaster existe la modalidad de "preventa" que es un beneficio que ofrecen ciertos bancos, en ella las personas con tarjeta de crédito pueden comprar sus boletos varios días antes de que comience la venta general y aunque esto resulta un alivio para las personas que cuentan con una línea de crédito en la entidad bancaria ya que pueden asegurar su lugar en el evento, se ha considerado que también es una postura discriminatoria y clasista debido a que sólo unos cuantos pueden acceder a este privilegio.
Ante esto, Ricardo Sheffield, titular de Profeco afirma que además de ser un privilegio también es una estrategia de los bancos para obligar a las personas a adquirir una tarjeta de crédito únicamente para este fin, por lo que atenta contra los derechos humanos de las personas que no pueden pagar este servicio y convierte al entretenimiento en un evento al que sólo ciertas personas con ciertos privilegios pueden acceder.
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