Los cuerpos diplomáticos profesionales se integran por personas funcionarias del Estado. El ingreso de nuevos integrantes lo renueva y fortalece. Hoy hay casi 4,000 mexicanos aspirando a ingresar al SEM. El viernes pasado cerró el registro para participar en el Concurso Público de Ingreso al Servicio Exterior Mexicano (SEM). Es un proceso sustantivo para el futuro del SEM, pues la renovación y crecimiento de cuadros es imperativa.
Son cuatro los pilares de un servicio exterior sano: renovación regular de cuadros mediante exámenes públicos de ingreso; movilidad escalonaría mediante procesos de ascenso transparentes; programas periódicos de traslado de adscripción y condiciones salariales adecuadas a destinos y responsabilidades.
El primero de ellos, el ingreso, que es el proceso actualmente en marcha en la Secretaría de Relaciones Exteriores, garantiza la renovación de los cuadros integrantes del SEM, los que naturalmente enfrentan procesos de retiro, renuncia y defunción. Cada nueva generación aporta nuevas habilidades adaptadas a las nuevas tecnologías y a la transformación de las relaciones internacionales, en contraste, las generaciones con más años aportan experiencia, diversidad de formación y capacidad probada de adaptación a distintos sistemas políticos y latitudes geográficas. Juntos, antiguas y nuevas generaciones, mantienen a ese servicio exterior profesional, dinámico, flexible y adaptativo, todo ello dentro del marco legal de su actuación y su clara vocación y compromiso como funcionarios del Estado.
La movilidad escalafonaria supone el recorrido por estricto escalafón de quienes integran el SEM, quienes en la Rama Diplomática ingresan como Agregados Diplomáticos para ascender a Tercer, Segundo y Primer Secretario, Consejero, Ministro y finalmente Embajador. Se trata de una escala en la que, si bien las generaciones avanzan, no supone que el total llegue a la cúspide, pues se trata de un sistema precisamente escalafonario y meritocrático. Por ello los nombramientos políticos en demasía dislocan la estructura y la idea en algunas comunidades de elegir a sus cónsules no tiene cabida, pues no se trata de puestos de designación administrativa por una gestión, sino representantes de un Estado ante otro Estado, que puede o no aceptar las propuestas del otro.
La carrera diplomática dura entre 30 y 40 años en promedio, por ello la movilidad escalafonaria es una parte sustancial del crecimiento personal del o la diplomática y de su familia directa.
El traslado de una adscripción a otra es la esencia de los servicios exteriores. Se considera, con razón, que una estancia extensa en un mismo lugar genera riesgos de arraigo, presiones familiares y rendimientos decrecientes en el trabajo. En esta carrera, cada dos años en promedio hay un cambio sustantivo, ya sea de adscripción, de tema de trabajo, de jefe o de colegas de trabajo. La movilidad es permanente y la más relevante de ellas es precisamente el traslado físico de una adscripción a otra, proceso que en el caso mexicano tiene un promedio de cuatro años. Duraciones mayores o menores tienden a generar problemas incluso de salud mental ante las presiones que estos movimientos suponen. Por ello, una aspiración permanente es que los movimientos sean planeados y previsibles, dotando de certeza a o la funcionaria y a sus familias.
Finalmente, el tema salarial se ha convertido para el caso del SEM en una situación extrema, pues hace ya 25 años que no hay un aumento de sueldo a las plazas de nuestra diplomacia. Por tanto, la única forma de mejorar el ingreso es ascender, pero, si no hay exámenes de ascenso regularmente ¿cómo hacer frente a las presiones de una familia en crecimiento?, si no hay nuevos ingresos y los colegas se jubilan o renuncian, el resultado es un incremento en la carga laboral y si no hay traslados, es posible que los costos fijos de vivir en una determinada ciudad no puedan ser cubiertos con el salario que no aumenta.
En suma, se trata de un sistema integral en el que el funcionamiento de sus partes genera un círculo virtuoso que redunda en una mejor gestión de la política exterior de un país. Por ello, esos casi cuatro mil ciudadanos que se han registrado para participar en el Concurso de Ingreso, son ya una pieza fundamental de la renovación y fortalecimiento del Servicio Exterior Mexicano.
POR DAVID NÁJERA
EMBAJADOR DE MÉXICO
PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DEL SERVICIO EXTERIOR MEXICANO A.C. (ASEM)
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