Columna invitada

La generación Alfa

Ya están entre nosotros quienes sustituirán a la generación Z. Son nativos digitales, tienen todo el conocimiento a un click de distancia y tecnologías

La generación Alfa
Ana Lilia Herrera Anzaldo / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Ya están entre nosotros quienes sustituirán a la generación Z. Son nativos digitales, tienen todo el conocimiento a un click de distancia y tecnologías que marcan un ritmo de vida distinto, moldean personalidades y representan desafíos personales, familiares y sociales. Son la generación Alfa.

Niñas, niños y adolescentes que nacieron después de 2010 y que tienen en su entorno más cercano pantallas y redes sociales que inciden en el desarrollo de su cerebro, pero también impactan en sus relaciones sociales, en ganar habilidades y perder otras.

La tecnología avanza y tanto la inteligencia artificial, como la voz, serán medios de comunicación cada vez más frecuentes entre humanos y máquinas e intentarán adentrarse en el mundo de las emociones humanas, aunque la vida detrás de una pantalla también aísla y disminuye capacidades de socialización.

Los avances científicos y tecnológicos también influirán en su vida laboral: se estima que para el año 2030, una tercera parte de los trabajos en Reino Unido y hasta 38 por ciento en Estados Unidos, serán automatizados. A este paso, viviremos en un mundo donde unos pocos serán profesionistas muy especializados y muchos, las mayorías, se encargarán de labores que no requieran ningún tipo de especialización.

Quienes pertenecen a la generación Alfa, viven permanentemente conectados y por tanto, familiarizados con el uso de las tecnologías; cuentan con mayor información, son más independientes y conscientes de sus necesidades y preferencias personales, pero también de la diversidad que existe a su alrededor; son visuales y están desarrollando destrezas como la coordinación ojos-manos y la agilidad para cambiar de tareas.

Aunque también ya son visibles las consecuencias negativas, como la menor capacidad de atención y concentración; el aislamiento que evita mayor tiempo de socialización; menores posibilidades de desarrollar su creatividad e imaginación y una delicada relación entre el aumento del uso de dispositivos electrónicos y redes sociales y el incremento de casos de depresión, ansiedad y soledad.

A la generación Alfa se le analiza mucho con objetivos de mercado, pero poco se hace desde el Estado y los sistemas educativos, para paliar los efectos negativos de un entorno marcado por la tecnología y las redes sociales. El desafío es acortar las brechas de desigualdad y potenciar sus beneficios.

Lo primero sería dotar de las herramientas básicas a las escuelas públicas: internet, computadoras, el aprendizaje de su uso y del idioma inglés, que se convierte en una necesidad en un mundo interconectado, sin que todo ello sustituya la labor docente.

Decía Umberto Eco que una de las primeras cosas que debían enseñarse a la niñez, era cómo filtrar noticias en internet, para distinguir las verdaderas de las falsas y efectivamente, tan importante aprender a usar los dispositivos, como distinguir y seleccionar contenidos.

Una vez más, invertir en la capacitación de maestras y maestros, es fundamental para implementar estrategias de enseñanza-aprendizaje innovadoras, que involucren de forma activa a las y los estudiantes, venciendo las resistencias de este grupo a las actividades tradicionales, sumando sus intereses y ajustándose a sus características. La generación Alfa debe, como su nombre lo indica, liderar el mundo digital, no ser su víctima.

POR ANA LILIA HERRERA ANZALDO

MAESTRA EN DERECHOS HUMANOS Y GARANTÍAS

@ANALILIAHERRERA

MAAZ

 

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