Hoy más que nunca, las mexicanas y los mexicanos que viven en Estados Unidos enfrentan un cambio en las políticas migratorias.
La llegada a la Casa Blanca del presidente número 47, Donald Trump, ha traído consigo un giro drástico en la frontera que une a México y Estados Unidos.
En sus primeros momentos en el gobierno, Trump declaró una emergencia nacional en la frontera, algo que no es nuevo, porque es la misma medida que vimos en 2017.
Envió a militares del Ejército de Estados Unidos a la frontera para ayudar al control fronterizo, estableció que se puede deportar a cualquier persona que cruce la frontera de manera irregular, bajo el concepto de “invasión” y también cerró la aplicación CBP One, que permitía generar citas para solicitar asilo.
Los efectos han comenzado a revelarse. Para atender a nuestras y nuestros paisanos, la respuesta de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, ha sido enérgica y contundente: con cabeza fría y amor al pueblo de México.
El reciente anuncio sobre la suspensión temporal de los aranceles de 25 por ciento impuestos por Estados Unidos a México marca un triunfo significativo para la diplomacia y el liderazgo de nuestra presidenta Claudia Sheinbaum.
Su capacidad de diálogo con el presidente Donald Trump, basada en el respeto mutuo y la defensa de la soberanía nacional, permitió alcanzar un acuerdo que beneficia a ambas naciones y fortalece la relación bilateral.
En una conversación directa y respetuosa, Sheinbaum Pardo logró evitar un golpe económico y establecer compromisos concretos en materia de seguridad fronteriza.
El despliegue de 10 mil elementos de la Guardia Nacional tiene el objetivo de frenar el tráfico de drogas, en particular el fentanilo.
En respuesta, Estados Unidos asumió un compromiso inédito: colaborar activamente para
detener el tráfico de armas de alto poder hacia México.
Este es un paso fundamental en la lucha contra la violencia y el crimen organizado en nuestro país.
México sigue avanzando con una visión de largo plazo a través del Plan México.
Esta estrategia busca consolidar al país como una potencia económica y social, con metas claras como el crecimiento del Producto Interno Bruto, el fortalecimiento de la manufactura nacional, la generación de empleos especializados y el impulso a la innovación tecnológica.
Con medidas que promueven la inversión, el desarrollo sustentable y la reducción de la pobreza, el gobierno de Sheinbaum proyecta un México más fuerte, independiente y competitivo.
La firmeza y el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo dejan en claro que la soberanía nacional no está en juego y que la relación con Estados Unidos debe basarse en el respeto y la igualdad.
México no es un subordinado, sino un socio estratégico con una agenda propia de crecimiento y bienestar.
La pausa de los aranceles es una victoria y es muestra de que el país tiene rumbo y que el futuro se construye con determinación, diálogo y visión de grandeza.
POR GABRIELA JIMÉNEZ GODOY
DIPUTADA FEDERAL Y VICECOORDINADORA DE MORENA
@GABYJIMENEZMX
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