El discurso de Donald Trump es un fenómeno que va más allá de la política. Su impacto en la percepción pública y en las relaciones internacionales lo convierte en un referente clave para el sector privado, especialmente para las empresas mexicanas con intereses en Estados Unidos. Su estilo de comunicación revela estrategias que pueden ayudar a las compañías a construir mensajes efectivos que conecten con su administración sin caer en la confrontación.
El lenguaje no solo informa, sino que construye realidades. Y Trump utiliza su discurso para definir a Estados Unidos como un país con el objetivo de recuperar su grandeza, a través de un liderazgo fuerte y decidido. En este contexto, cualquier mensaje corporativo que busque resonar con su visión debe alinearse con ciertos valores clave: prosperidad, crecimiento, empleos, seguridad, soberanía y liderazgo global.
Más que argumentar en contra de sus políticas o buscar matices que podrían generar fricción, las empresas mexicanas pueden reposicionar sus mensajes de manera estratégica. En lugar de hablar de integración económica, que podría interpretarse como una dependencia de EU, es más efectivo resaltar la complementariedad entre ambos países. Frases como: “México y EU son aliados estratégicos para fortalecer la economía norteamericana” o “juntos, podemos generar empleos y crecimiento en ambos lados de la frontera” refuerzan la idea de que la relación bilateral no es una carga para EU, sino una oportunidad para fortalecer su economía.
Trump utiliza un lenguaje directo, conversacional y emotivo, que apela a la identidad y los valores de su audiencia. Para conectar con su discurso, las empresas deben evitar mensajes burocráticos o demasiado técnicos y, en su lugar, adoptar un tono claro y accesible.
Palabras clave como empleo, inversión, crecimiento deben estar presentes en cualquier mensaje dirigido a su administración. Por ejemplo, en lugar de decir: “nuestra empresa tiene una sólida presencia en el mercado estadounidense gracias a los acuerdos comerciales existentes”, se puede reformular así: “Nuestra empresa invierte en EU, crea empleos y fortalece la cadena de suministro de la industria”. Este cambio de enfoque enfatiza beneficios tangibles para la economía estadounidense, lo cual es esencial para generar una narrativa positiva.
Las empresas mexicanas pueden encontrar puntos de coincidencia con la administración de Trump en diversas áreas: por ejemplo, destacar cómo sus operaciones contribuyen al desarrollo económico de EU a través del crecimiento y el empleo; resaltar que invierten en infraestructura y empleo dentro de dicho país; y subrayar cómo sus operaciones garantizan estabilidad y abastecimiento confiable. Por ejemplo, “estamos comprometidos con la creación de empleos y el fortalecimiento de la industria manufacturera en América del Norte” o “nuestras inversiones en EU impulsan la producción y garantizan la seguridad en las cadenas de suministro”.
Para las empresas mexicanas, el reto no es confrontar la narrativa de Trump, sino encontrar puntos de coincidencia y alinearse estratégicamente con los valores que impulsa su administración.
Más que hablar de integración, es momento de hablar de fortalecimiento mutuo. Más que enfatizar diferencias, es crucial resaltar cómo México y EU pueden crecer juntos. En tiempos donde la comunicación define el rumbo de los negocios, saber cómo hablar el idioma de quienes toman decisiones puede marcar la diferencia.
POR ITZIAR GÓMEZ JIMÉNEZ
DIRECTORA DE AGENCIA DE COMUNICACIÓN PLASMAR
PAL