La Manigua

Amanecerá y veremos

Es ese Maduro, ese doble, esa serpiente, ese conejito asustado que nos dice otra vez, de alguna manera que “cuidao” que amanecerá y veremos

Amanecerá y veremos
María Cecilia Ghersi / La Manigua / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Hablar de Venezuela es un deporte extremo, no hay manera objetiva de interpretar más de dos décadas de destrucción, ni de hacer un inventario razonable que arroje hipótesis convenientes para analizar la fuerza y el discurso ejercidos en objetivos que no han llegado a nada. Escuchar a Nicolás Maduro más de una hora sin estropearse el día y el entendimiento lógico básico, es otro deporte que los curiosos somos capaces de sufrir para buscar, en algún lugar, muy remoto, alguna señal de bienestar y de éxito que nos haga pensar que en 27 años, algo se hizo por el bien del pueblo.

Tuve el atrevimiento de ver completa una entrevista que le hace a Nicolás Maduro, en vísperas de su juramentación como supuesto Presidente de la República Bolivariana, el periodista español Ignacio Ramonet en el Palacio Nacional, al lado de las espadas de Simón Bolívar, en un ambiente agradable, muy venezolano y extrañamente ordenado y pulcro.  Pocas veces lo cito para comentar algo serio o de verdadera envergadura pero reconozco que quien vio esa entrevista y no ha indagado en la médula de una cultura y de una historia abatida por una guerra de miedo,  puede creerse semejantes afirmaciones. Este atrevimiento, confieso, me provocó una rabia muy profunda

Aparte de una escenografía nueva, sin música de protesta y “sin reguetón revolucionario” de fondo, incluso sin la foto de Hugo Chávez con el Cristo en la mano, vemos un set en Miraflores, propio de un hombre de Estado que además, usa una voz en un tono prudente, con un lenguaje elaborado y planeado y a todas luces, estudiado y ensayado. Su primer argumento sobre lo grandioso del proceso Bolivariano del Siglo XXI se basa en la  “democracia directa”, una que él creó al confirmarse heredero del comandante, promocionó también  el gran aparato comunicativo al que le dedican datos duros que el pueblo conoce y una transparencia a prueba de balas.  Sobre los procesos comunales en cada Municipio “que este año lograron lo que nunca” muestra un tono de ternura y de solidaridad con el prójimo. Acerca de la nueva Ley Orgánica de Justicia de Paz que cuenta con quince mil jueces del pueblo y amparan la justicia a través de mecanismos formales e imparten el debido proceso en cada rincón del país, hace énfasis en el trío cívico militar popular que es un todo arropado por los congresos antifascistas, que ponen en evidencia el gran apoyo que siente el mundo que debe dar y que defiende en sus cúpulas a un territorio pujante, de la maldad de la “diplomacia del daño”, como le llama a la comunicación mundial que no reconoce los logros de la revolución del Siglo XXI. Luego desmenuza con palabras complejas “los esfuerzos por completar el ciclo de sustitución de importaciones con divisas convertibles para hacer del sistema económico y cambiario de Venezuela un instrumento interno de éxito que apoda “sobrecalentamiento del PIB”,  mismos que han arrojado enormes cifras sobre el comercio interno y la producción nacional de productos agrícolas.  No se quedó atrás afirmando que Venezuela es una potencia energética sin duda alguna y que contará con seis formas de consulta al poder popular con asesores internacionales para seguir creciendo en el ramo petrolero y el social que van “junto con pegado”.  Sin pena alguna habló de la recuperación del 100% de las escuelas públicas en el año 2025 y la inyección de dinero a la Misión Cultura que bien se llama “Viva Venezuela Mi Patria Querida” que no es más que lo que el venezolano de las comunas es y para ser cuenta con el apoyo del régimen. Culmina su entrevista a modo promocional prometiendo el resurgimiento de las tan fallidas Misiones Bolivarianas que serán un arma horizontal en un sistema organizado de justicia y sanidad para todos los pobres del país.  Antes de todas estas promesas bolivarianas citó varios autores “que acaba de leer” sobre inteligencia artificial, redes sociales y comunicación sistemática y concluyó que la masacre tecnológica ha sido capaz de mostrar una Venezuela que nunca ha existido sino en la mente de la extrema derecha del mundo que está empeñada en anular la garantía de la paz en las próximas fechas y que lo que logra el desarrollo de las estrategias de la autopista de la información, es en general el daño emocional de los jóvenes, tema del que él está profundamente enterado. 

Si usted leyó el párrafo anterior y no sintió náuseas, le felicito, si no le dolió el recuerdo de sus familiares o amigos venezolanos es que es muy probable que usted viva en el mundo del enchufe “neo boliburgués”, si no sintió ganas de dejarlo de leer es porque no ha querido ver con profundidad lo que han sufrido los venezolanos dentro y fuera del país, pero las emociones y las opiniones son así, varían, según la historia vivida y la historia que nos cuentan. Confieso que estuve a dos de creerle algo, de pensar que todo mejoraría después de casi treinta años. Pensé en esas mujeres que aún creen en el finado Hugo Chávez, en la reencarnación y en todas esas magias que acumulamos en América Latina para sospechar que somos y borrar con entusiasmo las situaciones que nos están desviviendo.

Inmediatamente busqué los videos guardados que no quise ver antes de otro Nicolás Maduro, que canta en los eventos de manera estruendosa y musicaliza sus amenazas en vivo coreando con sus  empresarios a quienes llama “ministros” el “tun tun quién es gente de paz, abreme la puerta va pa´la cárcel ya”, que pide a las fuerzas armadas del país que se supone que gobierna,  que no se dejen  del “caballo de troya del facismo” que  vendrá por ellos a tratarlos de convencer, que “cuidadito con una vaina”, que pagarán muy caro su traición. Es ese maduro que promete que el 10 de Enero habrá en la calle defendiendo a la patria ocho mil revolucionarios campesinos entre pescadores, agricultores y ganaderos, ese que imagina que el poder de Venezuela en el mundo es tan pero tan poderoso que los recientes movimientos sociales del mundo que han tenido éxito, lo han tenido por imitar su enorme trabajo de inteligencia militar que no dormirá esperando el amanecer del 10 de enero listo para arremeter contra el odio de las minorías y tocar alguna trompeta en celebración por los caídos y los que aún respiran.

Es ese Maduro, ese doble, esa serpiente, ese conejito asustado que nos dice otra vez, de alguna manera que “cuidao” que amanecerá y veremos.

POR MARÍA CECILIA GHERSI PICÓN. 

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