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México y Estados Unidos: Entre la deportación y la crisis migratoria

La estrategia migratoria debe atenderse con sentido de humanidad y garantizar derechos básicos

México y Estados Unidos: Entre la deportación y la crisis migratoria
José Luis Ayoub / Dr.echos humanos / Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

En estos días el Presidente vecino ha firmado una serie de órdenes ejecutivas relacionadas con la política migratoria y, para darnos una idea de su magnitud, la portavoz de la Casa Blanca la ha denominado como la operación de deportación masiva más grande de la historia.

 En términos generales, van dirigidas a evitar que entren ilegalmente a Estados Unidos y a expulsar a los que ya se encuentran allá. Sumando un cambio relevante de suprimir el derecho de ciudadanía por nacimiento.

 Entre las primeras acciones, se conoce que ya están siendo deportados a sus países de origen 538 migrantes entre los que señalan se encuentran pedófilos, pandilleros y terroristas. 

 Desde la realidad mexicana se recrudecen dos temas que de por sí ya se presentaban como situaciones de alarma: 1. México como un país de espera para citas de asilo y como tránsito de migrantes hacia el vecino del norte; y, 2. Recibir a los connacionales deportados. Es decir, por un lado los migrantes que ya se encuentran de manera irregular y aquellos que recibiremos con motivo de las deportaciones masivas.

 De acuerdo con la Secretaría de Gobernación, entre enero y agosto de 2024, ingresaron a México en condición irregular más de 925 mil personas y, de éstas, 108,444 fueron niñas, niños y adolescentes y 4,383 viajaban sin compañía.

 Para darnos una idea de cómo se ha comportado la migración irregular en nuestro país, estos son los números redondeados, en miles, de los últimos 10 años empezando por 2015: 198, 186, 94, 131, 183, 82, 310, 441, 779 y 925 mil personas.

 Entonces, las políticas migratorias de Estados Unidos y México nos indican que en 2025, todavía más, nos tenemos que preparar para atender esta situación humanitaria, tanto para los que están siendo deportados, con antecedentes penales o no, como para los que están en tránsito y que han incrementado exponencialmente.

 Amén de lo que nuestro gobierno esté proyectando, que debe ir más allá de integrarlos a programas sociales ya que, muchos de ellos, vendrán de una economía estable y calidad de vida aceptable; es decir, tanto ellos como muchos mexicanos no sólo ocupan de asistencia, sino de condiciones de seguridad, económicas y de estado de derecho que les permita integrarse y desarrollarse. Ahí el verdadero reto.

 Por nuestra parte, como sociedad civil, también debemos prepararnos. Si ya lo veníamos diciendo, con estos números y políticas, hoy me parece mandatorio. ¿Qué podemos hacer? 1. Reconocer que no se trata de invasores, sino de seres humanos con necesidades, anhelos y un derecho humano a una mejor vida; 2. El fortalecimiento de la capacidad de atención de las organizaciones de la sociedad civil es fundamental; y, 3. Apoyo ciudadano solidario: acercándonos a organismos de ayuda a migrantes que operan en nuestra ciudad. 

 Todas y todos, voluntaria o involuntariamente hemos sido migrantes. Saquemos la casta solidaria que siempre nos ha caracterizado. ¡Hoy es cuando!

POR JOSÉ LUIS AYOUB

COLABORADOR

contacto@joseluisayoub.com

@jlayoub

MAAZ

 

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