Desde Afuera

Política Exterior, pendientes

Las relaciones internacionales no fueron prioridad para el mandatario y que, por ideología, política o nacionalismo fue reticente a los tratos con EU

Política Exterior, pendientes
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Más allá de los logros o los adeudos que el presidente Andrés Manuel López Obrador haya dejado en su régimen y reflejado en su sexto Informe de gobierno, el mandatario deja pendientes importantes en política exterior.

Para nadie es un secreto que las relaciones internacionales no fueron prioridad para el mandatario y que, por ideología, política o nacionalismo fue reticente a los tratos con Estados Unidos, el poderoso vecino y principal socio comercial de México, aunque  consciente de su importancia.

De hecho, él y su predecesor Enrique Peña Nieto fueron los primeros presidentes mexicanos en décadas que no hicieron una visita de Estado a Washington o pronunciaron un discurso ante el Congreso estadounidense.

Resintió a cambio la que varias veces denunció como injerencia estadounidense en asuntos internos mexicanos, y recientemente la  forma en que el legendario jefe narcotraficante Ismael “Mayo” Zambada llegó a territorio de ese país, presuntamente secuestrado por su propio ahijado, Joaquín Guzmán López, hijo de su antiguo socio narcotraficante Joaquín “Chapo” Guzmán, hace dos meses.

A cambio, puso en “pausa” las relaciones con las embajadas de Estados Unidos y Canadá ante sus expresiones de preocupación por el impacto de la reforma judicial que promueve. 

Y eso a pesar de enormes intereses en la relación, de los políticos como la migración –de mexicanos y de los que pasan por territorio nacional– a los económicos y comerciales considerados en el Tratado México-Estados Unidos-Canadá; de lo geopolítico, como la relación económica mexicana con China, a lo delictivo, como los tráficos de fentanilo y de armas. La relación nunca ha sido fácil y la política en ambos lados de la frontera no ayuda.

Pero al mismo tiempo, para nadie es un secreto que la política exterior se hizo efectivamente desde Palacio Nacional, y algunas veces por consideraciones que parecían tener más que ver con simpatías o creencias del mandatario que con la tradicional Doctrina Estrada, de No-intervención y autodeterminación, aunque fue muy cauto en temas como la invasión rusa de Ucrania, la situación de Gaza y las recientes elecciones venezolanas. 

En ese marco quedaron problemas o entredichos políticos con España, por negarse a pedir disculpas por la conquista de México; con Austria a propósito de la repatriación del llamado Penacho de Moctezuma; con la Unión Europea por injerencia; con Perú cuando el Congreso dio "madruguete", derrocó y arrestó al presidente Pedro Castillo antes de que este les recetara esa misma medicina (la crisis afectó también la Alianza del Pacífico, en la que ambos países son miembros), y posteriormente un diferendo más claro, culminado en el estúpido asalto de la policía ecuatoriana contra la embajada de México en Quito, para arrestar al exvicepresidente Jorge Glas, que había pedido asilo político ahí.

Y por supuesto, la situación del Servicio Exterior mexicano, donde hace décadas que los diplomáticos profesionales se quejan de marginación. 

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS   

COLABORADOR    

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM                

@CARRENOJOSE1

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