Desde Afuera

Sheinbaum en dos frentes

Trump le declaró la guerra comercial al mundo, incluso México, a pesar de lo que diga un gobierno Sheinbaum necesitado de aparentar e inyectar optimismo ante la población y frente a potenciales inversionistas

Sheinbaum en dos frentes
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

A querer o no, y por ahora solo con una relativa responsabilidad, los primeros seis meses de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum han sido marcados por una crisis tras otra, una constante lucha cuesta arriba contra los problemas creados por las medidas proteccionistas del gobierno de Donald Trump y las herencias del régimen de Andrés Manuel López Obrador.

Hay una vinculación entre unas y otras, menos porque se hayan puesto de acuerdo para poner a prueba el carácter de la primera Presidenta de México, que por una combinación de circunstancias derivadas de la arrogante ignorancia de uno y lealtades que a veces parecen complicidades en el otro.  

Trump le declaró la guerra comercial al mundo, incluso México, a pesar de lo que diga un gobierno Sheinbaum necesitado de aparentar e inyectar optimismo ante la población y frente a potenciales inversionistas.

El hecho es que no se han levantado, y probablemente no lo serán, los aranceles a buena parte de las exportaciones mexicanas, que fueron fijados antes del supuesto "día de la liberación" proclamado por Trump en su famoso discurso del miércoles dos de abril.

La doble amenaza de las dos espadas de Damocles, una en forma de la posibilidad de más presiones económicas y la otra de intervenciones militares directas contra grupos delictivos, para poner presión para que el gobierno mexicano actúe más decisivamente contra los cárteles de la droga, continúa presente en las relaciones bilaterales.

Peor aún, de creer a algunos reportes, sería posible que haya presiones para acciones en contra de personajes de los últimos 25 años, incluso del pasado reciente.

Ciertamente, no es una situación fácil. Sheinbaum recibió una economía debilitada por los excesos políticos de sus antecesores, especialmente inversiones que, si bien fueron proclamadas como importantes, se han revelado más bien como lastres que cuestan, y costarán al país, recursos de los que no dispone.

Esa problemática reduce considerablemente las posibilidades de resistencia y, por tanto, de negociación frente a las presiones del gobierno estadounidense.

Ciertamente, parece realista cifrar la apuesta económica del país en la continuación, de una forma u otra, del acuerdo comercial México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), aunque las acciones unilaterales de Trump lo hayan socavado significativamente. Después de todo, los dos países y Canadá son a querer o no, una región cuya integración promete bonanza para los tres –y beneficios para sus vecinos inmediatos– pero que de no concretarse, solo ofrece dificultades crecientes.

Y a eso se añade la aparente división en las filas de un partido de gobierno, que no se preocupa por mostrar solidez, sino que muestra públicamente sus divisiones y hace el feo cuando no socava a la presidenta en turno para subrayar su poder o sus lealtades y mantener vivo el síndrome del Tlatoani.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS   

COLABORADOR    

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM                                                    

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