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Apaga y vámonos: ¡hora de desenchufarse!

Los correos electrónicos no duermen y las notificaciones nunca se detienen, así que las políticas de desconexión están aquí para salvarnos de la esclavitud digital. Descubre cómo apagar el interruptor del trabajo puede encender tu bienestar y productividad.

Apaga y vámonos: ¡hora de desenchufarse!
Foto: El Heraldo de México

El concepto de desconexión solía ser algo reservado para retiros espirituales o vacaciones en lugares sin señal de celular. Hoy es una necesidad urgente en los entornos laborales y es ahí donde entran las políticas de desconexión que garantizan que los colaboradores de una organización, en todos los niveles, puedan desconectarse de sus responsabilidades laborales fuera del horario de trabajo. Su llegada está revolucionando la forma en que trabajamos y vivimos con una audacia que muchos solo sueñan con tener cuando se trata de enfrentar a jefes y su interminable flujo de correos electrónicos.

Las políticas de desconexión son normativas establecidas por empresas y (algunos) gobiernos que buscan proteger el tiempo personal de los colaboradores, asegurando que no se les contacte por asuntos laborales fuera de su horario de trabajo. En un mundo donde el trabajo remoto y las herramientas digitales han difuminado las fronteras entre la vida personal y profesional, estas políticas se presentan como un salvavidas para la salud mental de los trabajadores. Pero, ¿de qué estamos hablando exactamente?

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La constante disponibilidad para asuntos laborales puede llevar al agotamiento, al estrés crónico y a otros problemas de salud mental. Contrario a lo que algunos jefes podrían pensar, cuando los colaboradores se desconectan, aumenta su productividad cuando están trabajando, ya que están más descansados y enfocados. 

Es por eso que estas políticas no son un capricho moderno, sino una respuesta a la creciente demanda de un equilibrio entre la vida laboral y personal, asociada a la preocupación creciente por mantener una correcta salud mental, mejorar la productividad y fomentar la satisfacción laboral. Además, los colaboradores sienten que su tiempo personal es respetado, provocando que sean más felices y leales a su empresa. Así que, jefes del mundo, tomen nota: ser un esclavista digital no los hace más eficientes, los hace más odiados.

Implementar políticas de desconexión puede parecer sencillo, pero requiere un enfoque estratégico. No todas las empresas tienen las mismas necesidades ni desafíos. Es crucial evaluar la situación específica de la empresa y de sus colaboradores: establecer normas claras sobre cuándo y cómo se espera que los colaboradores estén disponibles es el siguiente paso. 

Esto puede incluir horarios de trabajo definidos, límites en el envío de correos electrónicos fuera del horario laboral, y el uso adecuado de herramientas de comunicación. Informar a todos los colaboradores sobre la política y brindar capacitación sobre cómo gestionarla es esencial. Los líderes de la empresa deben modelar el comportamiento deseado. Finalmente, es importante evaluar regularmente la efectividad de la política y hacer ajustes según sea necesario, basándose en la retroalimentación de los colaboradores.

Claro, no todo es color de rosa. Implementar estas políticas no está libre de desafíos. En muchas culturas laborales, la disponibilidad constante es vista como un signo de compromiso y de dedicación. Cambiar esta mentalidad requiere tiempo y esfuerzo. En algunos sectores, los clientes pueden esperar una disponibilidad 24/7. Establecer límites claros y comunicar de manera efectiva estos cambios, es vital. 

La misma tecnología que facilita el trabajo remoto también puede ser una barrera para la desconexión. Fomentar el uso responsable de estas herramientas es clave.

A pesar de estos retos, los beneficios superan con creces las dificultades. Los colaboradores que pueden desconectarse adecuadamente, experimentan menos estrés y agotamiento, lo que mejora su bienestar general. El descanso permite que el equipo vuelva al trabajo con más energía y más creatividad. 

Las empresas que implementan políticas de desconexión son vistas como empleadores atractivos, lo que ayuda a atraer y retener talento. Sí, jefes, esto significa menos rotación de personal y menos gastos en contratación y formación. Suena mucho mejor ahora, ¿verdad?

En un mundo donde la línea entre lo personal y lo profesional se vuelve cada vez más borrosa, las políticas de desconexión emergen como una necesidad, no como un lujo. Permiten a los trabajadores recuperar su tiempo, proteger su salud mental y, en última instancia, ser más felices y productivos. Implementar estas políticas puede parecer un desafío, pero los beneficios que aportan tanto a los colaboradores como a las empresas son invaluables. 

Es hora de abrazar la revolución de la desconexión y reconocer que el verdadero compromiso y la dedicación no se miden por la disponibilidad constante, sino por la calidad del trabajo y el bienestar de quienes lo realizan.

La próxima vez que recibas un correo electrónico de trabajo fuera del horario laboral, pregúntate: ¿Es realmente urgente? ¿No podría esperar hasta mañana? Y recuerda que desconectarte no solo es bueno para ti, sino también para tu trabajo. La desconexión es la nueva revolución que todos necesitamos. Apaga el ordenador, silencia las notificaciones, y vámonos: porque tu bienestar vale más que cualquier correo electrónico a medianoche.

Estrella Vázquez es consultora especializada en la gestión de talento y capital humano, fundadora y directora general de Time2Grow, una alianza de servicios integrales conformada por las organizaciones mexicanas: Factor RH, Time2Business (T2B) y Skills2Work (S2W).

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