Política para a'mar

Yo no acuso

A modo de Émile Zola, respecto a los resultados electorales, hay cosas que acusar y otras que no…

Yo no acuso
Marlene Mizrahi / Política para a'mar / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

A la sociedad en general, principalmente a la alianza opositora, sus simpatizantes y a quienes asusta el gran triunfo de Morena, PVEM y PT en la última jornada electoral.

Por segunda vez, la llamada cuarta transformación (4T) logró lo que se conoce como una “victoria aplastante”. Una que se refleja en la preferencia decisiva del electorado al haber otorgado 59.35% de los votos a la candidata presidencial de “Sigamos Haciendo Historia”, Claudia Sheinbaum; quien deja a más de 30 puntos de distancia a Xóchitl Gálvez, aspirante de la alianza opositora “Fuerza y Corazón por México” con 27.9% y en un lejano tercer lugar, con 10.41%, a Jorge Álvarez Máynez de Movimiento Ciudadano.

Un resultado al cual se suman las gubernaturas que Morena y aliados ganan – seis de ocho en juego – aumentando a 24 las entidades a su cargo; el control de 27 congresos estatales y mayoría calificada en el Congreso Federal. Así, mientras vemos al país pintarse color guinda, emerge alerta por la falta de contrapesos en el gobierno y, por lo tanto, la amenaza de nuestra democracia.

En este contexto, a modo de Émile Zola, hay cosas que acusar y otras que no.

Para empezar, no acusó de fraude electoral. El triunfo de Morena fue contundente y este señalamiento sólo evitaría la reflexión profunda que los partidos de oposición necesitan hacer.

No acuso al sistema que permitió la hegemonía de la 4T. Se obtuvo desde las urnas, de forma democrática.

No acuso que Morena, PT y PVEM tengan la mayoría en el Congreso Federal, sino al modelo que impone límites solo a los partidos individuales y no a las alianzas.

No acuso a las personas votaron por Morena. Coincidir con un proyecto político y elegirlo libremente es un derecho.

No acuso a la elección de Xóchitl Gálvez como candidata presidencial. Una mujer valiente que salió a competir con rostro de oposición y en apoyo de la “marea rosa”, que lucha en favor de la democracia.

No acuso a Movimiento Ciudadano por haber “dividido el voto”. Los partidos están para competir y acertó en ello al obtener un crecimiento de 512% respecto a las elecciones del 2018: pasó de 1 millón de votos para la presidencia a 6.1 millones.

No acuso a la sociedad civil. Hizo lo que pudo con lo que tuvo.

Sin embargo, acusó a la difícil situación en la que vive gran parte de las y los mexicanos, quienes apoyaron un proyecto que les ayuda a salir adelante en el presente – que es más urgente que el futuro –.

Acuso de inequidad en el proceso por intervención constante del ejecutivo y aprovechamiento de los programas sociales.

Acusó, finalmente, a la búsqueda de beneficios personales de las élites partidistas de la oposición.

Y, así como concluye Zola: “En cuanto a las personas a quienes acusó, y a las que no, debo decir que ni las conozco ni las he visto nunca, ni siento particularmente por ellas rencor ni odio. Las considero como entidades, como espíritu de la maleficencia social”.

POR MARLENE MIZRAHI

COLABORADORA

@MARLENEMIZRAHI

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