Desde Afuera

AMLO, daño colateral

Para muchos en México y Estados Unidos hay una cosa clara: los próximos meses van a ser muy difíciles, tal vez incluso tempestuosos, para la relación bilateral

AMLO, daño colateral
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Para muchos en México y Estados Unidos hay una cosa clara: los próximos meses van a ser muy difíciles, tal vez incluso tempestuosos, para la relación bilateral.

Ambos países se encuentran ya de hecho, si no formalmente, en periodos electorales paralelos, profundamente polarizados políticamente, y en medio de una crisis sobre seguridad fronteriza centrada en problemas tradicionalmente intratables: migración y narcotráfico.

La inseguridad fronteriza y la presuntamente fallida política del presidente Joe Biden aparecen como el eje de la campaña del Partido Republicano, que ahora bloquea propuestas del mismo Biden basadas en sus propias demandas.

A los republicanos les interesa presentar a México como un país bajo control de organizaciones criminales y mantener esa imagen por lo menos este año.

En ese marco, se da el escándalo causado por las revelaciones de la semana pasada sobre la presunta aportación de fondos del narcotráfico al financiamiento de la campaña presidencial del ahora presidente Andrés Manuel López Obrador, en 2006.

La información giró en torno de una fallida investigación emprendida en 2010 por la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA), abandonada tanto por falta de resultados concluyentes como por decisión política para evitar apariencias de intervención electoral en 2012.

¿Golpe a López Obrador con fines de intervención electoral? Algunos lo interpretaron así, de inmediato. AMLO no puede reelegirse, pero las elecciones de junio próximo son un referendo sobre su gobierno y la continuidad de su proyecto.

El propio mandatario mexicano demandó explicaciones y disculpas del gobierno estadounidense, que por su parte se desvinculó de los reportes en Propublica, InsightCrime y Deutsche Welle.

Tim Golden, Steve Dudley y Anabel Hernández son reporteros sólidos, avalados por reputación e historia. Su información es sólida y la indagación, con sus fallos y prejuicios, muestra la ahora partisanamente conveniente visión de la DEA respecto a México.

La realidad es que cuando los presidentes López Obrador y Biden conversaron el sábado por la tarde con la evidente intención de aclarar el ambiente, tal vez pudieron conmiserarse mutuamente del rejuego de la política estadounidense.

Porque López Obrador era en todo caso un daño colateral. No que a los funcionarios, actuales o retirados, de la DEA les haya molestado salpicar de lodo al Presidente mexicano, que famosamente limitó sus posibilidades de actuación en México.

El verdadero blanco es la política de Biden hacia México y la erosión de una confianza mutua debilitada por razones político-ideológicas que incluyen diferendos comerciales y posiciones sobre migración, tráfico de armas, relaciones con Cuba, Nicaragua y Venezuela.

La idea concreta parece ser el presentar a México como enemigo, uno al que puede ser controlado y obligado a "comportarse" mediante una política de fuerza como la que promete Donald Trump, ex-presidente y virtual candidato presidencial republicano.

POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM               

@CARRENOJOSE

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