El Doctor Patán sigue con especial atención las intervenciones públicas de don Manuel Bartlett, un modelo de patriotismo y austeridad republicana que representa, como ninguno, a la Cuarta Transformación. Esto viene a cuento porque hace un par de días don Manolo, como lo llamamos afectuosamente en el movimiento, en compañía del Segundo Presidente Más Popular del Mundo (SPMPDM) y la contrastantemente joven Luisa María Alcalde, presentó la “reforma constitucional para fortalecer las empresas estratégicas del Estado”.
Fue toda una lección. No: fue un vuelco de alcances históricos a la concepción de lo empresarial. Don Manolo nos explicó que, con la llegada del SPMPDM, la idea de empresa y por lo tanto de empresario que debe privar ya es otra. No hay que atender a nociones como “empresa productiva” o “buenas prácticas”.
No, por Dios. Aquí lo que rifa es el bien público, lo mismo si hablas del petróleo que, para entrar de lleno a los terrenos de don Manolo, de la energía eléctrica. Que haya, para que nos entendamos, más luz, más barata, para todos. Para el Pueblo Bueno.
Cómodamente asentado en una esquina discreta de Au Pied de Cochon, el Doctor Patán se distrajo un momento de la gran disyuntiva que le cuarteaba el alma: si acabarse a cucharadotas la sopa de cebolla, aventarse la copa de Burdeos de hidalgo y acercarse a la mesa del Andy para echarse unos coñacs con él y con el Alejandro Fernández, o respetar la privacidad de un chico que sufre en exceso el acoso público por su virtuosismo como entrepreneur (el término francés me parece adecuado para el contexto), que tantas envidias provoca.
“Don Manolo es un titán, carajo”, me dije cuando vi en mi IPad esa intervención que, en términos de oratoria, bastaría para hacerlo pasar a la historia. Sí, don Manolo: es usted un grande. Lo de que todo mundo tenga luz es una idea extraordinaria, aunque eso nos cueste la mega lana que pierde la CFE desde que llegó a conducir sus destinos.
No ceje en esa lucha. Estamos ya en el camino de la victoria. Cosa de que la teoría cristalice en práctica y un día se cumplan los dos requisitos de la soberanía energética: 1) que haya luz (¿ya sometimos esos incendios de pastizales, estimado don Manolo?) y 2) que la que hay salga efectivamente más barata (el Doctor Patán está recibiendo unos cuentos bárbaros, mi licenciado).
Mientras intentaba confirmar que en la mesa del Andy había un platito de jalapeños junto al Bouchée à la reine –pura gastronomía mestiza–, el Doctor Patán notó que, con los años, don Manolo ha adquirido un curioso parecido con Fidel Velázquez. ¡Ah, el misterio de los vasos comunicantes en el priismo clásico! A propósito de don Manolo, chicas, recuerden que sigue soltero. No es buena idea ir a los restaurantes con él, pero sin duda resulta una compañía encantadora.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09
MAAZ