Naces, juegas a la casita, creces, atiendes la casita, atiendes la casita, otra y mil veces más… atiendes la casita. Si te cansó leerlo, imagínate hacerlo. El trabajo doméstico y de cuidados empieza como un juego de niñas –¡Dios nos libre que un niño lo quiera jugar!– y después se vuelve una condena para las mujeres en todo el mundo. Incluso si también trabajan fuera del hogar, se asume que les toca. ¿Nos toca?
En Ola Violeta escuchamos las voces de decenas de mujeres que en nuestros talleres de finales de año declaraban sentirse presionadas por la responsabilidad de ser anfitrionas de las festividades. Esparcir el espíritu de la Navidad resultó bastante estresante. Y entonces nos dimos a la tarea de analizar el problema y encontramos un término para caracterizar el juicio social hacia las mujeres que de tanto decorar, cocinar, recibir a las visitas y demás actividades del Maratón Guadalupe-Reyes acaban pidiendo paz, pero para ellas: las preocuponas.
Ser una preocupona no es destino natural ni orientación de carácter, es producto de ejercer la responsabilidad de los cuidados. El término se nutre de la investigación de la escritora Judith Shulevitz, quien encontró que aun en sociedades donde parece haber una distribución más equitativa del trabajo doméstico entre hombres y mujeres, siguen siendo todavía las mujeres quienes administran la casa, así como de la noción de “trabajo cognitivo”, propuesta en 2019 por la socióloga Allison Daminger para describir la obligación femenina de anticiparse a las necesidades de las y los demás, identificar opciones para satisfacerlas y supervisar el progreso en cubrirlas.
En México, son mujeres 3 de cada 4 personas dedicadas a cuidar de infancias, personas adultas mayores o con discapacidad, familiares y, en estas fechas, hasta las visitas de provincia. Cerca de la mitad de ellas deben dormir menos tiempo y casi un tercio declaran abiertamente estar agotadas, de acuerdo con el INEGI.
The most wonderful time of the year es para las mujeres también acercamiento al burnout, en especial si el efecto de sobrecarga laboral por las fiestas se combina con el Trastorno Afectivo Estacional, el cual en cuatro de cada cinco casos es padecido mujeres.
Te cambio una uva de fin de año por una de fin de injusticia en el reparto de las tareas doméstica: vamos por la corresponsabilidad en 2025. Ocuparnos, para no preocuparnos.
POR MARÍA ELENA ESPARZA GUEVARA
@MAELENAESPARZA
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