Envío Diplomático

La silenciosa conquista China

Sí, en América del Sur, el principal inversionista extranjero ahora es China por sobre Estados Unidos, pero la proporción de su valor en referencia a la economía estadounidense es tan pequeña, que no ha generado mayor interés o preocupación en Washington, como no fuese acaso en cuanto a México

La silenciosa conquista China
David Nájera / Envío Diplomático / El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Con este título dos periodistas españoles, veteranos de más de doce años de cobertura conjunta de China desde el interior de ese país, publicaron en 2011 una investigación por más de 25 países en varios continentes en donde dieron cuenta de cómo China forjaba su hegemonía en diversas formas, con calma y mayormente de manera paulatina y discreta a la perspectiva occidental.

Sin duda la abundancia de créditos oficiales es una de las herramientas, pero también lo es la tenacidad y laboriosidad de los mercaderes y comunidades migrantes. En gran medida China ha estado ahí en donde el FMI ya no presta o lo hace en condiciones difíciles para los gobiernos.

También ha estado en lugares devastados por guerras civiles siendo la única comunidad extranjera que permanece y que reinicia la actividad comercial a niveles básicos y que decir de América Latina, en donde la bonanza de la primera década de este siglo se debió a la demanda de materias primas por parte de China; Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Perú y Uruguay, principalmente, se vieron favorecidos con las compras masivas chinas de alimentos, semillas y minerales.

El pago en dólares elevó el ingreso nacional de esos países que no hicieron esfuerzos serios por transformar su perfil productivo y ahora son altamente vulnerables al vaivén chino. Un descenso en la demanda o la fijación unilateral de precios, reduce los ingresos y el efecto se ha visto en las décadas subsecuentes. Incluso desastres ecológicos en la Amazonia brasileña o el cambio de vocación de tierras en Argentina en favor del cultivo de soya, están relacionados con ese comercio.

Sí, en América del Sur, el principal inversionista extranjero ahora es China por sobre Estados Unidos, pero la proporción de su valor en referencia a la economía estadounidense es tan pequeña, que no ha generado mayor interés o preocupación en Washington, como no fuese acaso en cuanto a México. Es un tema de geopolítica y no de comercio.

En su trabajo, Juan Pablo Cárdena y Heriberto Araujo, apenas refieren a México pues hace quince años apenas iniciaba la presión migratoria y comercial, pero no olvidemos que nuestro país tiene muchos aspectos de interés; una economía más desarrollada que el resto de la región latinoamericana, una clase media con alta capacidad de consumo, la cercanía geográfica a Estados Unidos que es tentación comercial y estratégica y una clase política susceptible de ser seducida.

Porque una cosa es rehacer la economía local de un país africano luego de una guerra civil y otra el llegar a acuerdos de puertos y bases militares. No es el caso de ambos ejemplos con nosotros, pero es la ilustración de lo que la silenciosa conquista china puede representar, versatilidad y paciencia.

Tiempo después de Tiananmen, a principios de 1990, el premier Deng Xiaoping pronunció la estrategia de los 28 caracteres: Observar y analizar con calma, asegurar nuestra posición, hacer frente a los asuntos con tranquilidad, ocultar nuestras capacidades y esperar el momento oportuno, ser bueno en mantener un perfil bajo, nunca liderar la reivindicación, llevar a cabo operaciones de carácter modesto. Esa, esa es la China que nos observa.

POR DAVID NÁJERA
EMBAJADOR DE MÉXICO, ACTUALMENTE PRESIDE LA ASOCIACIÓN DEL SERVICIO EXTERIOR MEXICANO A.C. WWW.ASEMEX.ORG  
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