El empresario Elon Musk "es posiblemente el hombre más poderoso en los negocios, el hombre más poderoso en los medios y, al menos en este momento, el hombre más poderoso en la política", afirmaron los analistas Mike Allen y Jim VandeHei en su columna Behind the Curtain (Tras la Cortina).
El senador demócrata Bernie Sanders proclamó al "presidente Elon Musk" y la presidencia de la Cámara baja del Congreso estadounidense, en manos del diputado republicano Mike Johnson, se tambaleaba ante la campaña que el dueño de la plataforma "X" lanzó contra una propuesta de ley presupuestal que permitiría financiar el funcionamiento del gobierno hasta marzo.
El propio presidente electo Donald Trump fue convencido por Musk de que debía impedir lo que fue un acuerdo de legisladores republicanos y demócratas para financiar programas gubernamentales, y de paso los salarios de los empleados federales, hasta marzo próximo.
Ciertamente, el músculo mostrado por Musk es impresionante. Sobre todo si se recuerda que no había mostrado mayor interés en la política hasta hace más o menos un año.
Musk, de origen sudafricano, es, además, el hombre más rico del mundo, con una fortuna que se estima en más de 250 mil millones de dólares y que llegó a Estados Unidos como inmigrante indocumentado para nacionalizarse una vez que las necesidades de su primera empresa demandaron que lo hiciera.
Ahora, anotó el diario electrónico Axios, "Musk es un defensor de políticas a tiempo completo, un recortador de costos gubernamentales y un asesor omnipresente de Trump, mientras dirige cuatro empresas", incluso SpaceX, Tesla y la plataforma social "X".
Es justamente esa plataforma, que adquirió hace más de un año por 40 mil millones de dólares, la que permitió a Musk acercarse a Trump e invertir más de 250 millones de dólares en su candidatura, ser designado "secretario" de un Departamento ad hoc para reducir el dispendio público, y ahora lanzarse contra el acuerdo presupuestal, presentarlo de manera negativa y crear presión pública suficiente como para advertir al mundo político de que es un nuevo centro de poder. Ciertamente, la Presidencia de Estados Unidos no es una ocupada por Trump y Musk, sino solo por Trump, que hoy por hoy es una presencia dominante en la política estadounidense.
Pero la presión pública creada por los mensajes de Musk contra el paquete presupuestal de emergencia y parte de sus contenidos empujó a Trump a lanzarse contra la extensión de gasto que entre otras cosas, estaba destinada a ayuda en caso de desastre, apoyo a agricultores y, de paso, facilitar la construcción de un nuevo estadio de futbol americano en Washington.
Pero al igual que el estilo de Trump, el ascenso de Musk también pone a prueba el aparato político estadounidense con nuevas tensiones y presiones. Después de todo, el poder político no se comparte y Musk, que ejerce una enorme influencia sin ser electo, puede convertirse en un blanco político.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
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@CARRENOJOSE
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