Columna invitada

Renata Gerlero, partera de sueños

El Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez de Zacatecas continúa siendo referencia obligada en arte contemporáneo. Con montajes inigualables

Renata Gerlero, partera de sueños
Luis Ignacio Sáinz / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

El Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez de Zacatecas continúa siendo referencia obligada en arte contemporáneo. Con montajes inigualables hace que luzcan las piezas que alberga en tránsito como lo que son: auténticas joyas. Desde el 3 de octubre el desfile poético de Ánkõras nos asombra con la imaginería de Renata Gerlero que transgrede su confinamiento preferido, el del gabinete y el taller, al modo de un placer secreto e inconfesable, para literalmente flotar, danzar y volar frente a las miradas atónitas de sus espectadores.

Sembrado y cultivo de minerales que burla las faenas de la fragua para en el triunfo lúdico de las reacciones químicas convidar un no se qué de espiritual, que no de religioso, donde la conciencia suplanta al alma como protagonista de una trama delirante: la creación (casi) ex nihilo... Una que no ofende a las divinidades...

Contra la devastación de la minería, se alza un ejercicio hacedor de materia, en clave tridimensional, el de una auténtica alquimista bautizada en el mundo con el nombre de Renata Gerlero, quien recupera la primacía de la naturaleza sobre lo que pomposamente denominamos civilización. Si en verdad, como especie, pretendemos continuar habitando este planeta, la tierra, que no nos pertenece, debemos reconocer que somos huéspedes entre un sinfín de comunidades animadas. Hemos sido invitados en su territorio como tantas otras expresiones vitales: minerales, botánicas, zoológicas.

Frente a la extracción, esta deslumbrante artista plástica opone el cultivo geomórfico, es decir, alienta el germinado de cristales, literalmente su fecundación, tornando fértiles los sulfatos y/o fosfatos de cobre, fierro o cobalto. Escultura gestante, detonada por su conocimiento a nivel molecular y atómico de lo real pero que, desde la presencia de sustancias en encuentros febriles, los fenómenos revelados atienden su propio destino, escuchan sus voces profundas, sujetándose a leyes y geometrías geológicas, lo que genera procesos de amalgama, metamorfosis, combustión o suspensión, en su infinita variedad de presentaciones, combinaciones y representaciones.

Renata Gerlero entonces, deviene facilitadora de la irrupción de estos conjuntos seductores, además de ser la cronista de sus avatares, y de acuerdo a su propia concepción: “En el punto de equilibrio donde termina el crecimiento y empieza el proceso de oxidación y desintegración, o bien renuevo la solución para que sigan creciendo o la vacío y barnizo los cristales”. De tal suerte, emergen una serie de pequeños-grandes milagros de la creación: asteroides, bosques de carbón, jardines de estrellas, invocaciones al infinito, hilos, tramas y urdimbres, en sulfato de cobre y sulfato de cobalto, dihidrógeno fosfato de amonio o fosfato monoamónico + aluminio.

Cortejo de prodigios que funcionan y comparecen en calidad de restituciones simbólicas a la expoliación que ha sufrido el subsuelo con el despojo de sus entrañas, convertidas en tesoros especulativos, industriales o financieros. Semejante miscelánea de composiciones que tienden a articular las fases de extinción y gestación de los minerales para escenificar, acaso, reproducir la creación y destrucción del paisaje.

Un aire de litomancia, el arte adivinatoria, vaga en el recinto, musitándonos que las rocas y los minerales están vivos, bautizados “trovants” en la Valaquia rumana: “piedras que crecen”. Hermosas volumetrías encofradas, cuya misión radica en denunciar el saqueo de los recursos naturales al tiempo que sacia nuestros corazones y espíritus. Gratitud infinita a Renata Gerlero por la belleza de su denuncia: crítica escultórica y objetual en defensa del patrimonio natural.

POR LUIS IGNACIO SÁINZ

COLABORADOR

SAINZCHAVEZL@GMAIL.COM

MAAZ

 

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