Una coincidencia en la coyuntura política interna de México y Japón marcará los destinos de Claudia Sheinbaum, que asumió la presidencia de México el 1 de octubre, y de Shigeru Ishiba, que ganó recientemente la elección interna del Partido Liberal Democrático, lo que lo convierte en virtual Primer Ministro de Japón. Sin entrar en detalles sobre los desafíos en la política nacional de ambos, me concentraré en los retos que creo deberán sortear en el contexto global.
La Presidenta de México, además de brindar estabilidad a los mercados e inversionistas, enfrentará la titánica tarea de alinear y definir a quienes representarán a México en el ámbito internacional, tarea compleja especialmente para el nuevo canciller, Juan Ramón de la Fuente, y Marcelo Ebrard, Secretario de Economía.
De su gestión dependerá que el tan esperado "momento mexicano" en el marco del nearshoring se convierta en una realidad. A la par, deberá formar equipos técnicos que lideren la revisión del T-MEC en 2026, gestionar la desvinculación de México respecto a las importaciones chinas, y consolidar la diversificación comercial y de inversiones que el país necesita. Asimismo, México deberá recuperar su papel protagónico en América Latina, en una nueva era de regionalismo abierto.
Esto sin desatender las complejas relaciones con Estados Unidos y Europa. Además, la participación de Sheinbaum en foros internacionales como el G20, APEC y la ONU será crucial para proyectar una imagen activa en el escenario global.
En cuanto a Shigeru Ishiba, un político que ha buscado por años la cúspide del poder en Japón, su trayectoria como ex Ministro de Defensa no es casual. Desde hace tiempo se ha discutido un giro hacia la derecha en los gobiernos del Partido Liberal Democrático, especialmente desde los tiempos del ex Primer Ministro Abe, cuando se empezó a reinterpretar la Constitución pacifista de Japón (artículo 9) y se adoptó una postura más activa en seguridad colectiva en Asia.
Con Shigeru, esto será una realidad, no solo por su propuesta de crear un organismo de defensa colectiva en Asia, similar a la OTAN, sino también por su intención de profundizar la cooperación militar con Estados Unidos, Corea del Sur, Australia, Filipinas e India. Ishiba enfrentará serios retos, sobre todo debido al escalamiento de la situación en Taiwán, con la amenaza de una invasión por parte de China continental, y la alianza militar entre Rusia y China, reflejada en ejercicios militares en el mar de Japón.
Sumado a esto, las constantes provocaciones de Corea del Norte con lanzamientos de misiles complican aún más la situación.
El panorama internacional para Claudia y Shigeru no es alentador. Ambos mandatarios enfrentarán riesgos asociados a sus alianzas con Estados Unidos.
México depende de su vecino del norte para gran parte de sus relaciones económicas internacionales, mientras que Japón se apoya en su seguridad gracias al Tratado de Cooperación y Seguridad Mutua que data de 1951. A esto se añade la incertidumbre generada por la guerra entre Ucrania y Rusia, y una eventual mayor participación de Estados Unidos y Europa en ese conflicto. La visión estratégica de los equipos de trabajo que rodeen a Claudia Sheinbaum y Shigeru Ishiba será fundamental para navegar las complejidades de la política exterior, y garantizar así el bienestar de sus pueblos.
POR ADOLFO LABORDE
COLABORADOR EXREPRESENTANTE DE SECRETARÍA DE ECONOMÍA EN JAPÓN
@ADOLFOLABORDE71
MAAZ