El reto para el presidente electo Bernardo Arévalo es mayúsculo. Guatemala se ha convertido en lo que se conoce como un Estado cleptocrático, debido a que los políticos, en asociación con élites corruptas, han utilizado el poder para apoderarse de la riqueza del pueblo.
El mismo Arévalo le dijo a la BBC que “en Guatemala hemos sufrido en las últimas dos décadas un proceso de cooptación de las instituciones del Estado por una élite política criminal que, organizándose en partidos políticos, pasó a asaltar las alcaldías, el Congreso de la República y otros espacios del Estado”.
Es también una nación de paso obligado en el continente americano para los migrantes que buscan llegar –en su mayoría– a Estados Unidos, pero con una frontera de seguridad sumamente laxa, controlada por las pandillas o maras, que, dicho sea de paso, pueden tomar el ejemplo de Ecuador para imponer su ley.
Este fenómeno migrante que sortea Guatemala tiene injerencia con todos los gobiernos del continente, pero con especial énfasis con México y Estados Unidos; este último utiliza este tema como una herramienta de campaña o de negociación en los presupuestos que solicita el actual gobierno.
Arévalo sí o sí debe comenzar a gobernar con mano firme y sin titubeos; de lo contrario, sus opositores –que no son pocos– pueden comenzar una ofensiva difícil de contener. Lo cierto es que desde el primer día de gobierno, 14 de enero, los ataques llegarán en el mismo combo de su asunción al poder.
Una de sus prioridades es desbaratar las estructuras de corrupción que permea todas las esferas del poder en ese país y que, por muchos años y gobiernos, han vivido a la sombra, manteniendo una sociedad sumida en una pobreza cada vez más lacerante.
Las maras no sólo controlan el paso de migrantes en ese país centroamericano, integrado en el llamado Triángulo Norte, también se hacen cargo del trasiego de varias drogas y del control de puertos a través de la extorsión.
Arévalo debe crear buenas prácticas para la contratación pública, así como promover el gobierno abierto y aumentar la transparencia en el uso de los fondos públicos. Por eso, dos de sus nombramientos de gobierno fueron muy criticados por su cercanía con los grupos empresariales.
La lucha contra la corrupción requiere un enfoque integral del crimen organizado y el tráfico de droga. Con una política antidroga coherente, buenas prácticas en la administración pública y la colaboración regional con países vecinos como México y Honduras.
En 2023, Guatemala reportó que 55.2 por ciento de la población vive en pobreza y que el tamaño de la economía informal representa 49 por ciento del Producto Interno Bruto; por eso, es tan urgente combatir la corrupción antes de poner en marcha proyectos de desarrollo.
La realidad es que Arévalo recibe un país que se encuentra bajo un “deterioro democrático”, caracterizado por las capturas contra periodistas, fiscales y activistas que han denunciado la corrupción del país. Hoy la limpieza debe ser de fondo, lo contrario representará pan con lo mismo.
POR ISRAEL LÓPEZ GUTIÉRREZ
COLABORADOR
ISRAEL.LOPEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
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