Lamento profundamente que la antipolítica sea exhibida con regularidad en la Cámara de Diputados. Es evidente que hay integrantes del oficialismo a los que no les importan el diálogo y prefieren protagonizar episodios bochornosos que son reproducidos con la máxima velocidad que permiten las redes sociales.
La antipolítica es un fenómeno que ha emergido en diferentes partes del mundo, plantea un desafío a la esencia misma de la democracia y la participación ciudadana. La antipolítica se refiere a una postura que critica la política y sus instituciones. Este rechazo puede llevar a una desconfianza generalizada en las instituciones políticas y sus actores, lo que mina la base misma de la democracia representativa.
Hannah Arendt, filósofa política alemana, advierte sobre los peligros de la banalización política y la pérdida de la esfera pública. Ella argumenta que la política auténtica surge del diálogo y la acción colectiva, pero estos se ven amenazados por la superficialidad y la falta de compromiso cívico, lo que lleva a un declive de la política verdadera y al surgimiento de la antipolítica.
La Cámara de Diputados en cualquier sistema democrático es un espacio fundamental para la representación de los intereses de la población y la toma de decisiones que afectan la vida de los ciudadanos. Es crucial que este espacio fomente el diálogo y la negociación entre los diversos actores políticos para lograr consensos y políticas que beneficien a la sociedad en su conjunto. La exigencia cívica es de que el diálogo se haga con respeto, el debate puede ser duro pero con argumentos, no por el volumen de los agravios y tampoco importando el origen partidario, geográfico o cualquier otra condición o creencia.
El diálogo respetuoso y la negociación efectiva son la esencia misma de la política democrática. Cuando estos elementos están ausentes, y en su lugar se observan discursos violentos, descalificaciones personales y falta de argumentos sólidos, se contamina la esencia de la política y se alimenta la antipolítica. Este comportamiento erosiona la confianza de la ciudadanía en sus representantes y en el sistema político en su totalidad.
Si en la cámara de diputados prevalecen episodios de debate de mala calidad, basados en agravios en lugar de argumentos, las consecuencias para la sociedad mexicana pueden ser graves. En primer lugar, se deteriora el aprecio por la democracia como sistema efectivo para resolver los problemas de la sociedad. Los ciudadanos pueden sentirse desencantados y optar por la apatía política o incluso optar por la radicalización violenta.
Además, la falta de diálogo y negociación puede generar un clima de confrontación y polarización, debilitando la cohesión social y la posibilidad de construir políticas públicas que aborden los desafíos reales del país. Esto puede resultar en una parálisis legislativa y la incapacidad de abordar problemas urgentes que requieren acciones políticas efectivas.
La antipolítica representa un desafío significativo para la democracia y la participación ciudadana en todo el mundo, incluido México. Es vital reconocer y abordar este fenómeno a través del fomento del diálogo y la negociación en el poder legislativo y en la política en general. La calidad del debate político y la forma en que los representantes se relacionan entre sí en este espacio pueden tener un impacto directo en la confianza de la sociedad en la política y, por ende, en la salud de la democracia.
Es esencial que los líderes políticos prioricen un intercambio de ideas respetuoso y fundamentado, evitando la violencia verbal y promoviendo la construcción de consensos en beneficio de la sociedad mexicana. Y también se vale disentir, pero con prudencia y honrando el mandato popular que le ha sido concedido a un legislador.
POR LORENA PIÑÓN RIVERA
COLABORADORA
Diputada federal
@lorenapignon_
MAAZ