LA ENCERRONA

Más ciencia, menos dogma

Es una gran noticia que en nuestro país el tema del que la mayoría de las y los mexicanos estemos hablando sea la educación

Más ciencia, menos dogma
Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

“Existe una campaña difamatoria del conservadurismo sin sustento…” López Obrador

Es una gran noticia que en nuestro país el tema del que la mayoría de las y los mexicanos estemos hablando sea la educación. Lo malo es que la discusión gira en torno a los errores en los libros de texto gratuitos que la Secretaría de Educación Pública (SEP) entregará (o pretende hacerlo) a todas las escuelas del territorio nacional. El debate se polariza cuando profundizamos en el contenido de los libros de texto, pues más allá de errores ortográficos, aritméticos o de orden pedagógico, la polémica se centra en la arena ideológica.

Los libros de texto gratuitos nacen en nuestro país en la presidencia de López Mateos a través de la creación de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) en 1959 para “encargarse de fijar, con apego a la metodología y a los programas respectivos, las características de los libros de texto destinados a la educación primaria”, una acción gubernamental destinada a distribuir de manera universal y de una forma condensada y uniforme la educación en nuestro país. En la actualidad los libros de texto cumplen tres funciones elementales: como herramienta de enseñanza para el personal docente; como material de aprendizaje directo para las alumnas y los alumnos; y, como instrumento de equidad y enriquecimiento cultural para las familias, según Irma Villalpando, experta en educación.

En este sentido, los libros de texto gratuitos son un piso mínimo y lugar de consenso para toda la niñez de nuestro país, en escuelas públicas y privadas, desde Tijuana hasta Tuxtla Gutiérrez. Son aprendizajes que -en teoría- reducen las brechas educativas y que, repito, -en teoría- posteriormente permitirá combatir distintas desigualdades en el país. Es una herramienta educativa para docentes y estudiantes, pero también son una base de aprendizaje para toda la vida, ahí radica la importancia de que tanto toda la comunidad educativa (autoridades, padres de familia, profesores y estudiantes), como toda la sociedad estemos debatiendo lo realizado por la autollamada Nueva Escuela Mexicana.

Estos libros de texto son a todas luces otra iniciativa presidencial, una ocurrencia del inquilino de palacio, que los cortesanos no quisieron debatir. Hablar de que los libros “de antes” estaban llenos de ideología neoliberal y cambiarlos por ideología “propia”, ergo, del “humanismo mexicano” es un despropósito educativo o como lo menciona Gilberto Guevara Niebla, el libro que coordina “La regresión educativa. La hostilidad de la 4T contra la Ilustración, donde refiere que “la intención educativa debe encaminarse a construir una unidad cultural dentro de la diversidad y no mistificar la diversidad, ni exaltarla como una virtud en sí misma”, cuestión que en los nuevos libros de texto ocurre en sentido contrario.

Así, como en todos los temas controversiales y realizados por un plumazo del presidente, sin estudios previos ni consensos necesarios, ahora entraremos en terreno jurídico pues los amparos no se hicieron esperar y los gobiernos de Chihuahua, Coahuila, Jalisco y Yucatán han señalado que no repartirán ese material. Debemos de ser conscientes que hoy no hablamos de un aeropuerto a capricho o de una refinería que no refina el petróleo, hoy lo que está en juego es la educación de nuestros hijos. Los planes de estudio y sus materiales no deben ser un capricho que recoja la visión ideológica de un solo hombre, tenemos que volver a la ciencia y a la pedagogía, porque sí, 2+2 sí son 4.   

POR ADRIANA SARUR

ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM

@ASARUR

LSN

 

Temas