Esta no es una ecuación para la que los analistas económicos estaban preparados: alta inflación, altas tasas de interés… y buen desempeño económico. Por doctrina nos decían desde el año pasado que, con una tasa de interés arriba de 6.50 por ciento como la tenemos desde hace más de un año, la actividad económica entraría en recesión desde hace varios meses. Casi lo dieron por hecho. Pero la recesión que nunca llegó. ¿Llegará?
No se puede garantizar, pero lo que es una realidad es que no ha llegado. Ayer el Inegi dio a conocer que, de acuerdo con el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE), la economía mexicana pudo haber crecido 0.1 por ciento en marzo respecto de febrero, gracias a la resistencia que han mostrado los sectores de comercio y servicios, lo que podría llevar al PIB de marzo a crecer a una tasa anualizada de 3.8 por ciento.
Es verdad que la economía mexicana creció más durante febrero que en marzo. Es decir, la desaceleración se va haciendo notoria. No obstante, el escenario recesivo no se ha presentado y es posible que, o se aplace hacia el segundo semestre del año, o de plano no ocurra.
El Fondo Monetario Internacional actualizó su pronóstico de crecimiento a 1.6 por ciento para Estados Unidos para este año, y a México le pronostica un crecimiento de 1.8 por ciento.
Sin embargo, si tomamos en cuenta que la economía mexicana creció 3.1 por ciento el año pasado mientras que la estadounidense lo hizo a una tasa de 2.1 por ciento, es posible que estemos atestiguando una etapa de separación en la que México responde potenciándose con mayor vigor que la economía estadounidense.
Esto podría ser explicado por el fenómeno de nearshoring y la avalancha de inversiones manufactureras que se detonaron en el país desde que Estados Unidos decidió desacoplar su manufactura de China. Y si ese fenómeno se profundiza, quizá en 2023 veamos un suceso similar, con revisiones al alza para nuestro PIB y culminando el año con un crecimiento más bien cercano a 3 por ciento, como lo adelantó la Secretaría de Hacienda, de Rogelio Ramírez de la O, en los Precriterios 2024 que liberó hace unos días.
El presidente Andrés Manuel López Obrador puede presumir que la economía crece con salud. Seguramente lo hará. Pero debe cuidar que ninguna variable de riesgo sobrepase límites razonables —notoriamente la inseguridad y la inflación—, para garantizar una transición económica sin sobresaltos en 2024. De hecho, si atravesamos la desaceleración con éxito en 2023, el año que entra las estrellas podrían alinearse para despedir su sexenio en medio de un boom. Ojalá.
SAMUEL EN ALEMANIA
El gobernador de Nuevo León, Samuel García, presumió ayer desde la Hannover Messe de Alemania, que su relación con Siemens, que dirige aquí Alejandro Preinfalk, está más fuerte que nunca.
POR CARLOS MOTA
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