COLUMNA INVITADA

8 de marzo, un recordatorio y un llamado

Creo firmemente que la violencia contra las mujeres es reflejo de lo que somos como sociedad, por eso, los niveles de violencia y misoginia deben indignarnos y preocuparnos a todas y todos, pero sobre todo, deben ocuparnos, pues implican una grave descomposición del tejido social

OPINIÓN

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Benjamín Robles Montoya / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El 9 de marzo de 2020, un día después de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, tuvo lugar una histórica manifestación en la que las mujeres de México no sólo expresaron su hartazgo ante el clima de violencia y vulnerabilidad que afrontan día a día, sino que también visibilizaron con su ausencia, la relevancia que tienen para el funcionamiento de nuestro país y de nuestra sociedad.   

Fue un primer gran paso y, desde entonces, cada año tiene lugar la marcha que ha logrado el objetivo de visibilizar la problemática y llamar a la concientización de toda la sociedad, pero lastimosamente no ha sido suficiente para cambiar el clima de violencia y discriminación contra las mujeres.

En aquella oportunidad reflexioné precisamente sobre eso, el hecho de que las mujeres mexicanas alzaran la voz debería llevarnos a la reflexión como sociedad y a cambiar nuestra forma de pensar. Hoy, cuatro años después, sigo creyéndolo, pero también me queda claro que lograr ese objetivo tardará mucho tiempo y, por eso, las mujeres -y también los hombres- debemos seguir dando la batalla por sus derechos, no sólo cada 8 de marzo, sino día a día.

Será un largo camino, pero nuestra historia patria nos ha mostrado que las grandes conquistas sociales son resultado de años y años de lucha que, tarde o temprano, cosechan resultados. Así lo fue el derecho de las mujeres al voto, así lo fue la paridad en materia política electoral, el reconocimiento del trabajo doméstico, la despenalización del aborto en algunos estados, entre otros ejemplos.

En la legislatura pasada y en la actual, se han aprobado un número sin precedentes de reformas en materia de género; los avances legislativos han sido relevantes, pero aún falta camino para que se traduzcan en hechos y para que transformen la realidad, lo que no harán por sí solas, pues se requieren políticas públicas, acciones decididas desde el Estado y desde luego, educar a las nuevas generaciones.   

Creo firmemente que la violencia contra las mujeres es reflejo de lo que somos como sociedad, por eso, los niveles de violencia y misoginia deben indignarnos y preocuparnos a todas y todos, pero sobre todo, deben ocuparnos, pues implican una grave descomposición del tejido social. 

No debemos seguir permitiendo que en nuestro país, en nuestras ciudades, en nuestras calles, en nuestros espacios públicos, en nuestros centros de trabajo, en nuestros transportes públicos y hasta en nuestros hogares, las mujeres se sientan inseguras y, de hecho, lo estén. Como esposo y como padre de dos mujeres, pero también como mexicano, simplemente me niego a eso.

El Día Internacional de la Mujer es un recordatorio de la situación de violencia y desigualdad que sigue prevaleciendo en un mundo incapaz de poner fin al machismo y la misoginia, pero también un llamado para entender que en nuestras manos está cambiar esa realidad. México no resiste más la violencia contra la mujer.

 

POR BENJAMÍN ROBLES MONTOYA

COLABORADOR

@BENJAMINROBLESM

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