Reflexiones constitucionales

Unidad Nacional: Imperativo Categórico

La herida terrible que ha causado a la nación el huracán que destruyó Acapulco

Unidad Nacional: Imperativo Categórico
Alfredo Ríos Camarena / Reflexiones constitucionales / Opinión: El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

La herida terrible que ha causado a la nación el huracán que destruyó Acapulco y varios municipios del estado de Guerrero tiene una enorme trascendencia en el imaginario colectivo, porque este puerto icónico recoge los recuerdos y las memorias de millones de mexicanos durante más de ochenta años.

Desde sus inicios, promovido por las más famosas celebridades de Hollywood y la construcción de hoteles, que lo impulsaron en esta primera etapa, como El Casablanca, el Majestic, el Mirador, El Papagayo, el de Las Américas y tantos más que evolucionaron con los años y se convirtieron en nuevas instalaciones de mayor lujo y modernidad, como El Presidente, Las Brisas, El Hilton, El Villavera y el Pierre Marqués; más tarde vino la última ola de construcción hotelera con el Princess, el Hyatt, el Camino Real, el Vidanta y Mundo Imperial.

Prácticamente se detuvo la construcción hotelera y surgieron los condominios de diversas categorías y precios, que han crecido de manera exponencial en los últimos años. Todo eso constituyó el paraíso perdido, que hoy quedó destruido de manera dantesca e inesperada.

Frente a estos hechos, por una parte, ha renacido la generosa solidaridad de nuestro pueblo y, por otra, la mezquina y miserable actitud de los políticos de toda laya que han querido encontrar en esta tragedia una batalla más de sus personales intereses.

La acción del gobierno ahí está, pero falta mucho, y lo primero será resolver las carencias fundamentales de la población; en alimentos, medicinas, agua potable, infraestructura eléctrica y de comunicación y, desde luego, la reconstrucción de un techo para vivir.

En segundo término, urge la labor sanitaria de recoger los escombros para evitar una pandemia de funestas consecuencias.

En tercer lugar, evitar la acción del crimen organizado que ha venido asolando a Acapulco desde hace varios años. Aprovechar a nuestras fuerzas armadas para intentar desterrarlos, impidiendo el cobro de piso y fijando precios tope para materiales de construcción que podrían ser botín de especuladores y negocio de criminales.

Cuarto, junto con esto deben rehabilitarse condominios, hoteles, restaurantes y comercios, que son las venas del impulso económico y de la entrada de divisas para Guerrero y Acapulco.

Todo esto se puede realizar si tenemos como imperativo categórico la unidad nacional, el apoyo solidario de todos, sin banderías ideológicas y acciones politiqueras. La patria necesita un jefe de Estado que sepa dirigirla, y una sociedad que haga a un lado su polarización para apoyar sin restricciones al Acapulco que habrá seguramente de volver a resplandecer.

Más allá de las elecciones federales que se avecinan, todos debemos de participar en la medida de nuestras capacidades, porque Acapulco es parte de nuestro pasado, de nuestro presente y también deberá serlo de nuestro futuro. 

POR ALFREDO RÍOS CAMARENA

CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM

PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)

VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA

MAAZ

 

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