El juez y profesor de Chicago, Richard A. Posner revela el vergonzoso velo del Estado patriarcal en el mundo jurídico de los Estados Unidos en Fronteras de la Teoría del Derecho. Reseña dos aspectos trascendentales: la Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard no admitió como estudiantes a mujeres sino hasta 1950 y la primera mujer nombrada como Justice en la Corte Suprema de Estados Unidos fue en 1981.
Comparativamente no es que la situación en México haya sido mejor para las mujeres, sólo es un tema de fechas pero no de avances. Como un garbanzo de a libra en 1901 se admitió a María Asunción Sandoval en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, que posteriormente sería la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, y de la que egresó como la primera mujer con título de abogada. Por supuesto, no fue un camino fácil. Al decir de María Patricia Lira Alonso, más de un vetusto profesor porfiriano lamentaba “el absurdo de enseñar Derecho a una mujer”.
En el mismo rango de las comparaciones, en nuestro México no se eligió una mujer como Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sino hasta 1961. Por supuesto, me refiero con orgullo a doña María Cristina Salmorán.
En estos caminos paralelos, como dice Posner, en un mundo jurídico dominado por hombres y con un avance tardío y pausado de la mujer, el Derecho no reflejó los intereses, necesidades y realidades que conciernen e importan a las mujeres. En una amplia gama de problemas (por ejemplo, las reglas probatorias en delitos como la violación, la cosificación de la mujer en la pornografía, el acoso sexual en el trabajo, la discriminación laboral y escolar por género, el divorcio y la custodia de los menores o el aborto) en los que debieron opinar las mujeres y hacer mella no se los permitieron ni remontamente.
En la década de 1970 hace cincuenta años, muchas abogadas feministas –como Ruth Bader Ginsburg o Catharine MacKinnon– empezaron un movimiento conocido como Jurisprudencia Feminista, el cual, a través de las enseñanzas académicas, artículos, litigios y otras actividades profesionales, se demostraba la necesidad de reformar sustantivamente el Derecho para incluir el punto de vista jurídico de la mitad de las personas del mundo: las mujeres. Desde un tratamiento igualitario de géneros –como proponía Ginsburg– y hasta una posición más radical – como la de MacKinnon– de equiparar a las mujeres con el proletariado en términos marxistas.
Un cambio sustancial de recién cuño, pero de larga data y esfuerzo, es la elección de Norma Lucía Piña Hernández, como la primera mujer al frente del Poder Judicial de la Federación, la primera en presidir tanto a la Suprema Corte de Justicia de la Nación como al Consejo de la Judicatura Federal. Apenas esto en el primer mes en su primer día hábil del 2023.
Con orgullo nos ponemos las gafas violetas, diría Gemma Lienas, para deconstruir el Estado patriarcal, y poder construir el nuevo paradigma, el de la jurisprudencia feminista, y llamar a las cosas como son: tenemos finalmente, como muchos pensaron que era una quimera, una Ministra Presidenta, sí con “a”.
POR JUAN LUIS GONZÁLEZ ALCÁNTARA
MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN
LSN