Cuando arrancó este nuevo año tenía la expectativa, como la gran mayoría de las mujeres, de que este fuera un 2023 en el que pudiéramos todas vivir tranquilas, en el que nuestra única preocupación fuera avanzar, cumplir nuestras metas, pero no; la realidad es muy distante de lo que se vive en esta segunda semana: las cifras del feminicidio ya empezaron a correr y, con éstas, el luto y el dolor en varios hogares.
Para vergüenza de las y los veracruzanos, el primer feminicidio de este año se perpetró en el sur de nuestro estado, en el puerto de Coatzacoalcos, en donde a Queta la privaron de la vida el pasado 1 de enero. Unas horas después, otras mujeres serían también asesinadas en Rodríguez Clara, no muy lejos de Coatza y en el norte del estado, en Papantla. Ellas no son solo números; tenían una familia, seres queridos, sueños y planes que alguien les arrebató.
Desafortunadamente, así como inicia este año, fue el anterior. Unos días antes de que terminara el 2022, hubo otros dos feminicidios, también en el sur veracruzano y aunque estamos a la espera de las estadísticas de cierre de año del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, sabemos el tamaño de la tragedia en 2022 en Veracruz. Tan solo al mes de noviembre, se tenían contabilizados 63 feminicidios, lo que nos ubica en el cuarto lugar nacional en la incidencia de este delito.
Lo más grave es que lo que pasa en Veracruz con las mujeres, no es privativo de ese punto. En los primeros 11 meses se tenían documentados 858 feminicidios en todo México. En este arranque de año, por los medios de comunicación, nos enteramos también de feminicidios en otros estados como Morelos, Yucatán, Jalisco. Nuevo León, Tabasco y Baja California.
Y aunque haya detenidos en algunos casos, la mayoría de estos casos quedan impunes; jamás llega la justicia. Como en muchos otros ilícitos, se necesita una estrategia de combate al feminicidio; trabajar con las niñas, jóvenes y mujeres en lo que son las violencias de género, las señales de alarma y la denuncia; con los funcionarios y representantes populares veracruzanos, en ser sensibles ante estos temas, empaparse de estos y, sobre todo, en ser parte de la solución y no del problema.
Como diputada local en el Congreso de Veracruz, seguiré trabajando con y para las veracruzanas, en los temas que nos afectan, pero que también nos interesan; por eso, en días próximos estaré en el Senado de la República para que la Ley Monse sea una realidad en el Estado de Veracruz. Si la mayoría morenista no dejó pasar esta iniciativa que trabajamos con la colectiva Brujas del Mar, no nos daremos por vencidas; seguiremos tocando puertas, impulsándola para sancionar a quienes encubran a un feminicida.
Y aunque el periodo ordinario ya está por concluir este 31 de enero, en lo personal ya estoy terminando mi agenda de trabajo para este 2023, enfocada en esa lucha, por más complicado que parezca. Nos queremos seguras.
@AniluIngram
