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Las tribus

La violencia en los comicios para elegir delegados de Morena refleja la realidad de un partido que no posee la estructura corporativa del PRI

Las tribus
Ezra Shabot / Línea Directa / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Cuando en los partidos políticos las distintas facciones que lo integran no encuentran canales institucionales para dirimir sus diferencias, elegir a sus dirigentes y presentar ante los ciudadanos una postura unificada en la mayoría de temas, entonces dichas facciones símbolo de pluralidad interna, terminan por convertirse en tribus.

La tribu responde a un solo jefe y sus integrantes son leales al grupo por una pertenencia de origen.

Sus miembros no pueden transitar hacia otra, y su cohesión responde tanto a la fortaleza del líder, como a los beneficios de todo tipo que éste obtenga para ellos.

Lo que inicialmente fueron “corrientes de opinión” dentro del Partido de la Revolución Democrática (PRD), se terminaron por convertir en tribus incapaces de conciliar su interés particular como segmento político con el del partido como unidad de acción conjunta.

Las figuras de Cuauhtémoc Cárdenas, primero, y de Andrés Manuel López Obrador, después, fueron el factor que evitó la guerra tribal y el desmembramiento del partido.

Pero una institución de este tipo no era compatible con procesos democráticos de elección de liderazgos o candidatos a cargos de representación popular.

Toda elección interna terminaba en un conflicto que era resuelto por el caudillo partidario.

La formación de Morena se dio en el marco de una escisión donde el jefe máximo, López Obrador, extrajo la mayor cantidad posible de tribus perredistas hacia el nuevo partido, ahora bajo el férreo control de una sola persona que asumió el liderazgo absoluto del movimiento.

Mientras Andrés Manuel López Obrador operó directamente las decisiones de Morena, no existió conflicto o cuestionamiento alguno.

El triunfo de 2018 apuntaló la organización, pero al mismo tiempo la dejó sin el caudillo incuestionable.

AMLO, en la Presidencia de la República, no pudo manejar simultáneamente los dos frentes: el nacional y el partidario.

La sucesión presidencial adelantada reventó el frágil equilibrio dentro de Morena.

La violencia presente en los comicios para elegir delegados al Congreso Nacional de Morena refleja la realidad de un partido que no posee la estructura corporativa del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y que se muestra más como la adhesión de cientos de jefes de tribu que sólo obedecen al jefe superior que hoy va ya en retirada.

A medida que el gran caudillo termina su periodo y los posibles sucesores están dispuestos a todo por destruir al oponente, Morena se convierte en el espacio donde la guerra tribal es la única forma de hacer política en ese partido.

Es esta una lucha a muerte en donde no hay espacio a negociación alguna.

Habrá un solo ganador, y el perdedor tendrá que buscar una alternativa diferente.

POR EZRA SHABOT
EZSHABOT@YAHOO.COM.MX
@EZSHABOT

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