LÍNEA DIRECTA

El desencuentro

El diálogo entre Biden y López Obrador fue una discrepancia diplomática caracterizada por la frialdad de los mensajes

OPINIÓN

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Ezra Shabot / Línea Directa / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Si en política la forma es fondo, el diálogo entre los presidentes Biden y López Obrador fue un desencuentro diplomático caracterizado por la frialdad de los mensajes emitidos entre ellos, la falta de un acompañamiento mayor por parte del Presidente estadounidense y la discusión surgida entre ambos sobre el papel de China en la economía mundial y la manera de resolver el problema migratorio que sufren ambos países.

Es obvio que no se trató de un momento de tensión diplomática, ni de reclamos por la ausencia de un compromiso mutuo que le diera solidez a la relación política y comercial en la zona.

Después de 25 minutos de una clase de historia de México y de Estados Unidos, Biden se despidió y tomó rumbo al Medio Oriente. Su prioridad fue la búsqueda de soluciones a la problemática del petróleo y los desafíos que representa la nueva globalización regional, donde nuestro país “no pinta”.

La empatía personal entre Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador simplemente no existe. 

Ni siquiera las alusiones del mandatario mexicano al referirse a un enemigo común –“los conservadores”– modificaron la percepción del mandatario estadounidense en un encuentro en el que ni siquiera existió el “comes y te vas”. 

Simplemente se redujo a un protocolo mínimo de no agresión y de reconocimiento pragmático de que un pleito de grandes proporciones dañaría enormemente la estabilidad de ambos países. Y la demostración de esto se produce en forma inmediata cuando la DEA hace pública su participación en la operación de captura de Rafael Caro Quintero, mientras el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, lo desmiente en una actitud que más bien parecería situarlo como funcionario de nuestra cancillería y no del Departamento de Estado de la unión americana. 

El compromiso de invertir mil 500 millones de dólares en la frontera por parte del gobierno mexicano parece más una especie de muro tecnológico que Donald Trump explotaría como “y México lo va a pagar”, que una iniciativa propia del gobierno de López Obrador para modernizar los sistemas de comercio y traslado de personas y mercancías en la zona. 

La promesa de las visas para trabajadores mexicanos no se concretará sino hasta después de las elecciones de noviembre. Hoy toda acción que beneficie a México puede ser tomada como un arma en favor de los republicanos, dada la connotación negativa que el gobierno morenista ha generado en sus liderazgos más extremos como los de los senadores Cruz, Rubio, y el gobernador de Florida, De Santis.

Por la enorme diferencia en agendas entre López Obrador y Biden, e incluso entre los propios republicanos, es que no es viable una visita de Estado, ni la comparecencia del Presidente mexicano ante el Congreso. El desencuentro es patente, y por supuesto, sumamente peligroso.

POR EZRA SHABOT
EZSHABOT@YAHOO.COM.MX
@EZSHABOT

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