LÍNEA DIRECTA

El candidato

Figuras independientes que pudiesen aparecer como símbolos de unidad apartidista no han surgido en la arena política

OPINIÓN

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Ezra Shabot / Línea Directa / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Mientras Andrés Manuel López Obrador y Morena se debaten en su juego interno para la elección del candidato de la continuidad de la 4T, a la oposición le queda cada vez más claro que solamente una candidatura única podrá hacer frente al aparato de Estado construido a lo largo de la administración del tabasqueño. 

Las diferencias de origen entre PAN, PRI y PRD desaparecieron desde el momento en que las reglas del juego democrático fueron borradas del mapa político por la avalancha de 30 millones de votos que en 2018 destrozaron el sistema político multipartidista y dieron la pauta para una Cuarta Transformación basada en el poder absoluto del caudillo y la formación de una democracia iliberal, cuya característica principal fue la desaparición de la legitimidad de los opositores al partido mayoritario.

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Hoy, y tras las experiencias positivas de las alianzas multipartidistas, el único objetivo de las oposiciones para 2024 es ganar la Presidencia y la mayoría de las posiciones, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, para rehacer las reglas del juego y generar los consensos básicos que permitan reanudar el crecimiento económico desaparecido a lo largo de este sexenio.

El reto es, sin duda, elegir al candidato presidencial de unidad. Figuras independientes que pudiesen aparecer como símbolos de unidad apartidista no han surgido todavía en la arena política. 

El Partido Revolucionario Institucional tiene su mejor carta en la persona de Enrique de la Madrid, mientras que los panistas siguen debatiéndose entre Margarita Zavala y un Ricardo Anaya que insiste en una segunda oportunidad. 

En tanto, los perredistas intentan apoyar a alguien que pueda aglutinar a una parte de la izquierda decepcionada con el gobierno actual.

Por supuesto que un eventual disidente de la 4T, como Marcelo Ebrard o Ricardo Monreal, podría cambiar la ecuación de la unidad opositora. 

Lo mismo sucedería si la a veces inexplicable postura de Movimiento Ciudadano y Dante Delgado se plegase a la estrategia unificadora de la oposición, creando así una opción electoral con un potencial real de triunfar en los comicios presidenciales.

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La lucha política hacia 2024 dejó de ser entre visiones de cómo crecer o a quiénes beneficiar o afectar para conseguirlo. Se trata de profundizar el modelo centralista iliberal, o reconstruir la democracia representativa y la legitimidad de la negociación política entre los opuestos como forma de llegar a acuerdos nacionales.

La clave está en el candidato y en el fortalecimiento del Instituto Nacional Electoral (INE) como árbitro imparcial y único garante de un resultado reconocido por la mayoría, e imposible de ser desconocido en la práctica por los autoritarios de cualquier bando.

POR EZRA SHABOT
EZSHABOT@YAHOO.COM.MX
@EZSHABOT

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