TRES EN RAYA

La inflación, esa sí ¡uy, qué miedo!

Hay una apremiante necesidad de un verdadero plan de contención y no un sermón sobre pobreza franciscana

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La promesa de López Obrador es que en México no habrá inflación. Tal vez en el país de los otros datos, porque en el real vivimos la peor inflación en décadas. Esto no sería problema si no afectara el poder adquisitivo y si existiera una estrategia gubernamental para paliar sus efectos.

Los analistas consideran que se tendrá una inflación acumulada de 8.1% a finales de este año. Mas, desafortunadamente, los precios en el país han subido en rangos mucho mayores, especialmente en los alimentos y artículos de primera necesidad. Los bolsillos de los consumidores pueden constatar la gravedad y el verdadero impacto de la crisis, lo cual no siempre coincide con las cifras oficiales.

Para la primera quincena de julio, la inflación ya se había disparado en 8.16%. Entre otros, los precios del huevo, la papa, la electricidad, los refrescos, la cebolla, la naranja y hasta el pan Bimbo han provocado que la inflación alcance su nivel más alto desde enero de 2001. No sólo eso, la inflación alimentaria, la que más lastima a la población, se ha duplicado en este sexenio.

Cierto, el gobierno federal ha contado con una disciplina fiscal reconocida incluso por expertos en finanzas del orbe, y ello ha permitido estabilidad financiera. La 4T le adjudica, por derivación, experimentar menor inflación que Estados Unidos y Europa, lo que no es del todo preciso. Se estima que sin los subsidios a la gasolina en México —lo que tendrá otros costos para todos los contribuyentes—, la inflación sería dos puntos mayor a la reportada.

La propuesta que hizo el Ejecutivo federal en mayo pasado para frenar la inflación no tuvo el impacto necesario. Y ahora, como estrategia alternativa para enfrentarla, ha invitado a empresarios para venderles cachitos de lotería…

A lo anterior se suma que Moody´s Analytics anunciara que México puede entrar en una recesión a mediados de 2023, la cual se extendería por más de nueve meses. Con ello, la inflación se ajustaría a los objetivos del Banco de México hasta 2025. Este sombrío panorama presagia salida de capitales, mayor pérdida de poder adquisitivo, aumento en tasas de interés, una inflación galopante y, como puntilla, una “pobreza franciscana” en el gasto gubernamental, cuando lo que se requiere es un impulso a la economía de forma estratégica.

Hace un par de días, López Obrador celebró el crecimiento del PIB en uno por ciento (1%) durante el segundo trimestre de 2022, lo cual es a todas luces insuficiente. Este incremento, por su parte, estuvo impulsado principalmente por la demanda externa y el sector servicios. Esto es, no nos fue tan mal gracias a que a nuestros socios comerciales (especialmente Estados Unidos) no les fue peor.

La inflación impacta en todo el mundo, pero de fea manera en los países que no presentan estrategias para paliarlar, o propuestas para que el impacto en la población no sea tan lacerante. Que la inflación alimentaria alcance niveles de 32%, como en nuestro país, señala la apremiante necesidad de un verdadero plan de contención y no un sermón sobre pobreza franciscana. La inflación afecta a los más pobres, los cuales no pertenecen a dicha orden religiosa. ¡Vaya!, ni siquiera los franciscanos pasan tanta hambre.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO

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