Me pregunto: ¿Cuándo va a parar? Cada día una nueva afrenta, un nuevo desplante, un nuevo generador de incertidumbre para el país. Los discursos patrioteros sólo enrarecen más la delicada relación con nuestros socios comerciales del norte.
Me pregunto si realmente piensa o solamente es un desvarío más, el considerar que EU y Canadá, por reclamar formalmente los desacatos y violaciones al T-MEC en materia energética, puedan ser absurdamente considerados por Andrés Manuel López Obrador como “traidores a la patria”, por defender los intereses de sus propios países. La respuesta es puede ser. En esa mente, hay cabida para todo.
EU y Canadá solicitaron consultas de resolución de disputas en relación con incumplimientos y violaciones por parte de México, por sus medidas para priorizar la energía de Pemex y la CFE sobre las empresas privadas de energías renovables, así como políticas del gobierno actual han llevado a la denegación y revocación de la capacidad de las empresas de esos países para operar en el sector energético mexicano.
México podría recibir entre 10 y 30 mil millones de dólares como sanción, al serle impuestos aranceles si pierde la disputa comercial por sus políticas energéticas. El equivalente a las pérdidas que han enfrentado sus empresas. Funcionarios estadounidenses ya han citado pérdidas que oscilan en ese rango. Bloomberg NEF calcula que por lo menos más de 22 mil millones de dólares en inversión privada están en riesgo.
De mantenerse el gobierno en la misma postura frente a los reclamos y si pierde la disputa, en un año sus socios le impondrán estos aranceles.
Sin embargo, no sólo es el daño directo, sino los perjuicios que necesariamente se generarán, ya que no se están aprovechando los espacios traducidos en áreas de oportunidad que han generado los problemas económicos de China y Europa.
El cambio de ruta de las cadenas de suministro desde Asia podría impulsar las exportaciones en miles de millones de dólares para México, sin embargo, la disputa comercial pone en riesgo más de 35 mil millones de dólares, de acuerdo con cifras del Banco Interamericano de Desarrollo.
Según las reglas del T-MEC, dicha solicitud daría a México hasta 30 días para aceptar programar consultas. Si después de 75 días no se llega a un acuerdo, EU podría solicitar que un panel formal escuche los argumentos de las dos naciones.
Aunque ese proceso se centra en lograr que nuestro país acepte medidas correctivas, la negativa puede llevar en última instancia a que EU imponga aranceles punitivos a las importaciones procedentes de México.
Es enorme el daño económico, geopolítico y social que se avecina para México, y nuestro jefe de Estado considera el cumplimiento a un acuerdo comercial que él firmó, como un ataque a la soberanía, lo que ya de suyo es ridículo; se burla y cree chistoso, inclusive pidió reprodujeran la canción “Uy que miedo”, para manifestar la analogía de lo que piensa sobre las acciones de sus socios comerciales.
Ese es el México actual, ese es el México en que vivimos, donde las respuestas no se basan en Adam Smith o en John Maynard Keynes, sino en Chico Che.
POR JOSÉ LAFONTAINE HAMUI
ABOGADO
@JOSE_LAFONTAINE
CAR
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