COLUMNA INVITADA

Blancornelas

La lucha de Jesús por la honestidad pública lo llevó a batallar con varios gobiernos locales y el nacional

OPINIÓN

·
Antonio Meza Estrada / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Dejó su natal San Luis Potosí y migró hacia el norte. Estuvo en Hermosillo, Mexicali y, finalmente, se asentó con Genoveva y sus hijos en la ciudad de Tijuana. Reportero de pluma y libreta, evolucionó con la tecnología del son del siglo.

Ascendió de cubreturnos y operador de cables hasta la dirección de uno, dos, tres diarios importantes de la región. Pero lo suyo, lo suyo, era el reportaje. La investigación. Desvelar lo oculto, lo escondido a la luz pública.

Su lucha por la honestidad pública lo llevó a batallar con varios gobiernos locales y el nacional. Su compromiso por formar escuela estuvo en su mano en todo momento. Fue el primer comunicador que entrevistó a Mario Aburto Martínez en la prisión de Almoloya, el personaje que le quitó la vida allá, en Tijuana, al candidato presidencial (Luis Donaldo Colosio).

Dos veces lo acompañé a eventos relevantes. Primero, cuando recibió en Nueva York el premio María Moors Cabot de periodismo en la Universidad de Columbia, en 1998.

En 1999, el Premio Mundial a la libertad de prensa de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en Bogotá. En esa celebración coincidimos con Gabriel García Márquez, El Gabo, quien le felicitó y le dedicó un ejemplar de Cien años de soledad.

Su obra imperecedera se concentró en el semanario tijuanense. Allí la emprendió contra la creciente influencia de la delincuencia, y como ésta lo agredió de muerte —donde quedó su ayudante, quien con su heroísmo salvó a su jefe—.

Cercano a sus últimos días —secuela del atentado—, ordenó sus cosas e institucionalizó el semanario. Dejó un pliego de mortaja con tres principios irrenunciables: no doblegarse ni al poder ni ante el crimen, colegiar las decisiones y respetar el plan económico del medio, pero nunca subordinarlo a la información.

Jesús: te escribo estas líneas durante el Día del Padre y te confieso: Extraño tus tertulias, tus diálogos y la buena mesa con libros de actualidad, en la conversación del ámbito familiar con la que me distinguiste.

POR ANTONIO MEZA ESTRADA
COLABORADOR
YERBANIS33@GMAIL.COM

MAAZ