TRES EN RAYA

Alfredo Adame y otros modelos

Varios famosos prepotentes y muchos políticos son parte de una descomposición social generalizada que, con mayor frecuencia, deja ver su cara

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Una vez más, Alfredo Adame fue noticia. Un nuevo pleito, una nueva golpiza. Denigrándose él mismo, ha pasado de acaparar portadas como actor de telenovela a hacerlo ahora cada vez que visita el suelo. Tan solo en este año van dos altercados que se volvieron del dominio público. El último, el de esta semana, se debió a que el abogado de un “enemigo” se presentó en su rueda de prensa, lo que devino en golpes. El que se llevó la peor parte fue el histrión. Ya va haciéndose costumbre.

El año pasado, cuando pedía el voto a la ciudadanía para llegar a una curul, sus encuentros con el piso y con diversos automovilistas (mediando vocabulario florido proferido por el actor) fueron ampliamente documentados.

Más allá de la risa, de los memes, de las palabrotas y del mal genio, Alfredo Adame personifica uno de los modelos de la descomposición social que vivimos. Un ser violento, peleonero y que siempre busca culpar a otros de sus problemas. Y, por si esto fuera poco, lo intentan atraer no pocos partidos políticos para que los represente. Piensan que la ciudadanía votaría por él.

Esta semana torpedeó sus propios planes durante una rueda de prensa en la que buscaba informar a los medios lo que piensa hacer este año. Ante el ataque verbal, se decidió por el ataque físico.

Terrible. Los ejemplos que tiene la sociedad mexicana son todo menos modelos a seguir. Comenzando por el presidente de la República que utiliza su palestra mañanera todos los días para calumniar a quienes osan señalar sus pifias o falsedades. El mandatario se burla de los ciudadanos que decidieron marchar de manera pacífica este 3 de abril para apoyar al INE y cuestionar se gaste mil 500 millones de pesos en el ejercicio de revocación de mandato.

No, no es el modelo que se requiere de la máxima figura pública y de gobierno del país, máxime cuando presume ser pacifista, pero todos los días lanza diatribas y soflamas contra quien pueda ser culpable de los errores de su actual gobierno.

El modelo de descomposición social está también en la Fiscalía, teniendo en el fiscal su mejor ejemplo. Tuvo encerrada más de año y medio a una mujer inocente y a sabiendas de que se le detuvo con base en delitos ni siquiera tipificados como tales.

Hay otros ejemplos, como el diputado Fernández Noroña, quien como única forma de desacreditar la carta del congresista texano que solicita al gobierno estadounidense retirarle la visa de ese país a dos decenas de diputados mexicanos, fue señalar un error, luego de llamarle “subnormal”.

O los decadentes “lady y lord” de efímera y triste fama, quienes alcanzan las redes sociales por comportarse como unos patanes con policías, ciudadanos y quien ose señalar sus abusos.

La violencia como norma, como forma de comunicación, no se debate en redes. En ellas tan solo se insulta, se amenaza y después se llora porque alguien contestó de igual manera.

Alfredo Adame, varios famosos prepotentes y muchos políticos (de diversas ideologías y diferentes colores), no deben ser modelos para los ciudadanos de nuestro país. Son, eso sí, ejemplos de una descomposición social generalizada que, cada vez con mayor frecuencia, deja ver su cara.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO

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