Verde, que te quiero verde, diría Federico García Lorca. Nada que ver con el PVEM, el cual debería pensar en cambiar de nombre; dejar en el acrónimo, eso sí, la V de veleta.
Por lo que a “ecologistas” se refiere, reconvertir su logo de tucán a algún animal que viva a expensas de otro ser vivo. Una lapa, por ejemplo. Quedarían a deber, pues los “lapa” en algo ayudan a su anfitrión. Los Verde son más bien como sanguijuelas que sangran a quienes los hospedan.
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El PVEM ha vivido del PAN, del PRI y hoy de Morena. El único requisito para ser apoyado por el Verde es estar en el poder o que se vislumbre un próximo triunfo.
Su servil forma de comportarse les ha rendido frutos. ¡Hoy es la cuarta fuerza política en México! Cuenta con 40 diputados, un gobernador (SLP), seis senadores y más de 150 alcaldes.
¿Ideología y principios? Usan el color como corsarios y se sostienen bajo el término conservacionista, aunque al votar demuestren su odio hacia la vida, pues defienden la pena de muerte.
No actúan a favor de México, tan sólo en beneficio propio. Ante la tala inmoderada de la selva en la península de Yucatán, los verdes han guardado un sepulcral silencio. Apenas hace unos días votaron a favor de la contaminante #LeyBartlett (en 2013 votaron por la reforma al sector energético propuesta por Enrique Peña Nieto, y ahora lo hicieron a favor de la obradorista).
Mostraron también su intolerancia al expulsar a Rocío Alexis Gamiño García, la única ecologista que votó en contra de la mencionada iniciativa de ley. Ella y Andrés Pintos, quien abandonó la bancada del PVEM, resultaron ser los únicos de entre sus filas con conciencia ecológica.
Tanta es su incongruencia que, en 2009, el Partido Verde Europeo, que agrupa a 36 partidos ecologistas de 32 países, desconoció como parte de la “familia política verde” al mexicano. Algunas razones que explican lo anterior es que el PVEM impulsó la campaña a favor de la pena de muerte. También, que permite la minería a cielo abierto o complejos hoteleros en áreas protegidas, los cuales utilizan –por montones– propaganda plástica contaminante lanzando peticiones a diestra y siniestra, como el cierre de circos, sin tener una propuesta alternativa para los animales.
En 2016, un grupo de intelectuales mexicanos llevó a cabo un manifiesto en el que señalaron que el Verde es “una vergüenza y tiene evidente desprecio por las causas ecologistas de nuestro país”. En ese entonces, Sergio Aguayo acotó: “El Verde es la expresión más acabada de la corrupción de los partidos políticos mexicanos”.
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Y sí, muchas veces el PVEM ha pagado a artistas para que pidan el voto por ellos en plena veda electoral. Han violado las leyes en las jornadas electorales en diversas campañas. Lo suyo es menospreciar la ley para conseguir votos.
Vez tras vez, el PVEM ha probado que tiene poco o nada que aportar para un mejor sistema político y para un mejor país. El Verde siempre ha sido el Verde. Ojalá en el 2024 eso cambie definitivamente.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO
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