Columna Invitada

Los juegos del presidente

El presidente de la República ahora ya superado este ejercicio de revocación de mandato, finalmente y ojalá así sea, se deberá de dedicar al cien por ciento a la tarea de gobernar, para ello fue electo por seis años, faltan tres

Los juegos del presidente
Eduardo Macías Garrido / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

El ejercicio de la revocación de mandato del pasado 10 de abril que supuestamente decidía si el presidente Andrés Manuel López Obrador debía terminar o no los tres años que le faltan a su administración, fue como se preveía, un ejercicio innecesario, inútil e injustificado.

La crítica no es en contra de la nueva figura democrática incluida en nuestro derecho positivo mexicano, prevista en la propia Constitución, es a un ejercicio inútil en estos momentos. La consulta obedeció más a un cálculo político y a un capricho presidencial que a un verdadero ejercicio democrático.

El presidente fue electo por los mexicanos para gobernar durante seis años, aún y cuando en la encuesta se hubiera decidido que a López Obrador se le revocara el mandato, todo estaba calculado, ya que, por una parte, culpa al Instituto Nacional Electoral (INE) como lo hizo desde el principio, de que no instaló las casillas suficientes y de la debida difusión ante la ciudadanía. Por otra parte, él sabe o por lo menos sus consejeros jurídicos le debieron explicar que el artículo 14 constitucional establece que a ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna.

Además, quien le garantiza al ciudadano que votó a favor de la revocación de mandato, que el presidente dejaría el cargo y se iría a su rancho, es decir, que cumpliría con el mandato popular. En su ADN está no aceptar los resultados de una elección, seguramente habría argumentado que hubo fraude y que el INE esta coludido con sus adversarios.

Aunque el presidente aseguró “bajo palabra de honor”, que si perdía la consulta renunciaría, aún y cuando no participara el 40 por ciento de la lista nominal de electores, como lo indica la Ley para que el ejercicio sea considerado vinculatorio, esto no habría pasado.

Prometió que barrería con la corrupción es su administración como se barren las escaleras, de arriba hacia abajo, prometió que se acabarían con los privilegios dentro de la administración pública, prometió un abatimiento en los índices de inseguridad. En estos casos como en otros tantos, no ha podido cumplir con su palabra de honor.

El gran culpable no es el pueblo bueno y sabio que no tomo con interés el ejercicio de revocación, es el INE que es señalado de poner menos casillas. Antes del 10 de abril ya era criticado por el presidente y sus seguidores como una institución que, en lugar de promover la democracia, la obstaculizaba.

Lamentablemente la revocación presidencial, aprobada durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, ha sido utilizada más que como un ejercicio democrático en beneficio de la gente para lograr una adecuada rendición de cuentas, como un acto de propaganda del propio Andrés Manuel y del partido en el poder.

Por si esto fuera poco, también este ejercicio es utilizado para fustigar al órgano electoral. El INE es una institución respetada y con gran respaldo popular, ha servido para evitar incertidumbre en un país marcado por un historial de anomalías electorales.

El presidente de la República ahora ya superado este ejercicio de revocación de mandato, finalmente y ojalá así sea, se deberá de dedicar al cien por ciento a la tarea de gobernar, para ello fue electo por seis años, faltan tres. 

POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO
EDUARDOMACG@ICLOUD.COM
@EDUARDO84888581

CAR

Temas