COLUMNA INVITADA

No son necesariamente populistas

El problema no es que se digan las cosas como son, sino que el populista repita recetas vacías y automáticas

OPINIÓN

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Luis David Fernández Araya / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

En la mirada del Doctor Paul Krugman, premio Nobel de economía, una postura populista no es mala en sí misma, siempre y cuando esté dedicada a atender los problemas sociales más relevantes. Y no se equivoca, porque el populismo ha sido una repetida posición política que se ha dedicado a enumerar las carencias más relevantes, sin embargo el riesgo radica en quienes se han subido al barco de los temas que más le duelen a las sociedades y proponen medidas fuera de la realidad, es decir, el problema no es que el populismo acepte que existan lastres sociales y los enumere, el problema es el populista al creerse el moderno mesías, un ungido, un santo cuyos milagros sacarán del problema a la gente termina por confundir problemas con soluciones. Una postura populista reconoce que los modelos económicos actuales han traído desigualdades, sí, no obstante, estas medidas son y serán exitosas al paso del conocimiento de las necesidades de los que más tienen.

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 Existen problemas de orden social, unos más marcados que otros, bajo un esquema donde hay perdedores y ganadores, pero ni todo es culpa de la globalización ni del libre comercio, porque aquí juega todo, desde la corrupción, la impunidad, los esquemas de reparto de beneficio social, las amplias brechas de desigualdad hasta las herencias de políticas sociales que ayudan a sacar al pobre de su condición.

El problema no es que se digan las cosas como son, sino que el populista repita recetas vacías y automáticas. Para el populista el pobre es la mercancía adecuada para su discurso, la desigualdad su argumento, el cierre de barreras comerciales su plataforma, se aprovecha del desconocimiento de la sociedad, una de las razones por las cuales ganan los atractivos don esas, se aprovechan del enojo que provenía de las crisis, el ejemplo es la nacida en EU en 2018-2019, donde la mayoría de la gente creció de manera impresionante. El problema pues no es reconocer los problemas, el problema no es el populismo sino el populista que no responde.

Aquellos personajes que inventando soluciones alternativas al libre mercado a modo de fórmulas mágicas, se asemejan a magos de las políticas públicas, armados con ocurrencias, es decir, si bien el modelo de libre mercado ha generado su incontable lista de pobres, en el otro extremo encontramos a la negación de alternativas como una tercera vía.

La mentira radica en que no sólo no pueden salvarnos con propuestas al aire, que se hacen fuertes frente a las carencias sociales históricas, sostenidos por los pobres, por sus esperanzas.

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 ¿Qué pasaría si a las carencias sociales se le propusieran mecanismos para salir de esa condición y no solo nos dedicamos a postergarla? Porque la raíz de nuestra pobreza radica en la poca capacidad de preguntarnos a quién conviene que sigamos en esas condiciones de carencias permanentes.

La 4T ha marcado un rumbo interesante, pues, aunque en su momento pasó de ser competidor a actor, y hay que decirlo, no lo ha hecho mal.

POR LUIS DAVID FERNÁNDEZ ARAYA
@DRLUISDAVIDFER

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