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4T: Cierra la llave de los privilegios

OPINIÓN

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César Cravioto / Colaborador / Opinión del Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Lo verdaderamente complicado de una transformación es el entendimiento de que deben cambiarse estructuras no solo de poder, sino de pensamiento; por eso a las mentes conservadoras les cuesta más trabajo comprenderlo. Para ello, se tienen que entender las fallas del pasado.

Si antes se tenían privilegios con recursos públicos, hoy éstos no pueden continuar. Si antes algunos productores y actores recibían apoyos jugosos para realizar una película, ahora éstas tienen que realizarse con recursos privados, arriesgar su inversión para hacer negocio sin esperar que todo llegue del Estado.

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Se han revisado y desterrado los contratos abusivos, las llamadas asociaciones público-privadas que resultaron perjudiciales para el Estado.

Si antes ciertas revistas y algunos intelectuales vivían del recurso público, ahora éstos tienen que competir en el mercado para que las personas compren estas revistas y lean a los escritores. Bajo la 4T se han acabado los convenios leoninos.

Ahora ciertos periodistas ya no son financiados por el Gobierno, sino que deben vivir de un trabajo profesional; atrás quedaron las componendas entre algunas empresas informativas y Gobierno. Si antes algún empresario tenía contratos jugosos sin ningún riesgo, ahora tiene que ganar lo justo por el servicio que presta.

El enojo de un número de intelectuales orgánicos contra la Cuarta Transformación es por el dinero que han dejado de recibir del Gobierno, ya no son mandones ni tienen las influencias de antes, y sobre todo ya no cuentan con el erario federal a su disposición. Antes, ciertos actores bailaban de felicidad por los recursos públicos que recibían, hoy atacan las obras de este gobierno, como el Tren Maya, porque este Gobierno les cerró la llave de los privilegios.

El 1 de diciembre cuando tomó posesión en el cargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo en el Congreso de la Unión que por mandato del pueblo estábamos iniciando la Cuarta Transformación política de México. Que podría parecer pretencioso o exagerado, pero no se trataba de un simple cambio de gobierno, sino del régimen político.

Hoy ya no hay subvención “chayote” o cualquier otro mecanismo para comprar lealtades y hacer corruptelas. Se acabaron los jugosos negocios al amparo del poder público.

Actualmente la mayoría de la sociedad mexicana está informada de las realidades políticas y mantiene una vigilancia constante sobre el que hacer gubernamental e institucional.

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De ahí la importancia de afianzar una nueva corriente de pensamiento fincada en los valores universales de todos los tiempos; en este sentido la Cuarta Transformación está desterrando vicios y prácticas deshonestas.

Este Gobierno no facilita la entrega de bienes nacionales a particulares, no favorece el influyentismo; ya no es un facilitador para el saqueo. Ya existe un auténtico Estado de Derecho que favorece la moral pública del país.

El cambio de pensamiento no es una pretensión, es un propósito. La 4 T está acabando con los privilegios y la corrupción como forma de gobierno.

Atrás quedó el capitalismo de amigos, para dar lugar a lo que Hegel llamaba “el mundo de la eticidad” que elimina los privilegios y trata a todos los participantes por igual.

POR CÉSAR CRAVIOTO ROMERO
SENADOR DE LA REPÚBLICA POR LA CIUDAD DE MÉXICO

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