COLUMNA INVITADA

Ni un solo día sin guerras

Hoy, estamos ante una guerra donde Rusia invade Ucrania, con el argumento de que está siendo acosada por Estados Unidos y la OTAN, pero al fin de cuentas es una invasión y habrá gente que sufra

OPINIÓN

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César Cravioto / Colaborador / Opinión del Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Tengo 53 años y desde que nací el mundo está en guerra. Justo en el año en que nací estaba la guerra de Estados Unidos contra Vietnam, (1955-1975), y la invasión de la URSS a Checoslovaquia (1968-1969).

Años después, cuando joven, recuerdo la invasión de Estados Unidos a Panamá, (20 de diciembre de 1989); la Guerra entre Irán e Irak, (1980-1988); las distintas guerras internas en países africanos; la permanente tensión entre Estados Unidos y Cuba; la guerra de Las Malvinas, (1982); por supuesto la Guerra del Golfo, (1990) que fue sostenida con mentiras; la intervención militar a Libia, (2011), y los constantes bombardeos a Palestina, (1948 y que se extiende hasta la fecha).

Hoy, estamos ante una guerra donde Rusia invade Ucrania, con el argumento de que está siendo acosada por Estados Unidos y la OTAN, pero al fin de cuentas es una invasión y habrá gente que sufra.

En fin, parece que el hombre no puede vivir en paz, que nos gana la ambición por el poder, por los recursos naturales, la ambición por la hegemonía, antes que avanzar en la fraternidad hacia un mundo más equilibrado, sin tantos conflictos, desigualdades, sin tantos extremos de riqueza y de pobreza.

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Parece que el ser humano prefiere destruir a sus semejantes que construir con éstos. Es muy triste que no entendamos, y que los intereses de unos cuantos avasallen a aquellos que no pidieron estar en una guerra o sufrir un bombardeo, ni pidió que su vida fuera destrozada por un misil, por un cañonazo, o por una bala.

Es el gran sinsentido de la guerra que parece que no tendrá fin.

No ha habido un solo día de mi existencia que no haya una guerra en algún lugar del planeta.

Estoy de acuerdo con el sociólogo y especialista en relaciones internacionales Aníbal Garzón, en que debemos decir NO A LA GUEERA, así con mayúsculas, pero no sólo a la de Rusia con Ucrania, también a la de Israel contra Palestina, la de Marruecos contra Sahara Occidental, la de Arabia Saudí contra Yemen, las de Libia o Irak creadas por la OTAN, o la de Colombia con injerencia de Estados Unidos.

Y por eso, como decía Mahatma Gandhi: “no hay un camino para la paz, la paz es el camino”.

POR CÉSAR CRAVIOTO ROMERO
SENADOR DE LA REPÚBLICA POR LA CIUDAD DE MÉXICO

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