Mientras la Presidenta Sheinbaum agasaja en el Zócalo a sus simpatizantes después de gobernar 100 días, mientras acumula todavía más popularidad y mientras anuncia una suerte de ornitorrinco económico que hasta el duro patriarca Claudio X. González Laporte elogia mordiéndose la lengua, la oposición apila otros 100 días de desvaríos y derrotas.
En el caso de los partidos opositores, en estos tres meses, no sólo fueron humillados en el Congreso con las 13 reformas constitucionales que votaron Morena y sus aliados (en todo el sexenio de AMLO se aprobaron 26). También, oficialmente, el PRD desapareció. El PRI, por su parte, expulsó a los hijos del salinismo, los nietos renunciaron antes de que los echara el “corrupto” e “impresentable” Alito, y varios oportunistas más migraron al Verde Ecologista para expiar sus culpas. En el PAN cambiaron de dirigente: de un negociador de notarías públicas transitaron al supuesto jefe del llamado Cártel Inmobiliario; un jefe que, ignorado por la Presidenta, ya no sabe cómo llamar la atención.
A manera de epílogo de estos 100 días para el PRIANRD, los otros becarios de Claudio X. hijo anunciaron la fundación de un nuevo partido para no perder la costumbre de vivir del erario. Y Xóchitl Gálvez reapareció para acusar que los dirigentes de la infortunada alianza quisieron responsabilizarla del fracaso electoral. “Te hicimos candidata”, le dijeron. Ella respondió: “Sí, güeyes, porque no tenían a nadie”. De MC mejor ni hablamos, porque, como dijo el polémico Enrique Alfaro, “hace de la derrota una forma de seguir teniendo recursos”.
La otra facción opositora -integrada por opinólogos de bolsillo, columnistas de derecha y ‘señoros’ periodistas- en estos 100 días se ha mantenido fiel al golpeteo, la tergiversación y las fake news: si la Presidenta no es invitada a la toma de protesta de Trump, auguran un futuro apocalíptico; no dicen que ningún presidente mexicano ha asistido nunca a la investidura presidencial en Estados Unidos. Si la Presidenta informa de la disminución de delitos de alto impacto o de detenciones, la confrontan con el desastre que tiene Rocha Moya en Culiacán, con la fabricación del fentanilo o con la supuesta investigación en contra de AMLO por parte de la DEA. Si la Presidenta pide respetar la soberanía de Venezuela, desatan una campaña negra contra Maduro como si fueran funcionarios del Departamento del Tesoro gringo.
A su ideología clasista y racista (el escándalo que armaron con el bailongo de Polymarchs es el más reciente ejemplo de lo que piensan), esta facción “le ha agregado a su misoginia un poco de comentario”, diría una amiga de mi esposa. Basta citar los inventos de que AMLO vive en Palacio Nacional o de que despacha desde Palenque como prueba de que este pequeño círculo opositor, educado en el patriarcado del siglo pasado, es incapaz de reconocerle méritos a la Presidenta.
Yo, que escribo desde las gradas de la izquierda no letrada, celebro que el gobierno de Sheinbaum resista a los embates, la mayoría cargados de bilis, mentiras y desconocimiento. Sobra decir que falta mucho más que 100 días para que se articule una oposición digna de ser escuchada.
POR ALEJANDRO ALMAZÁN
PAL