Crítica de cine

Corina | Una virtuosa pequeña gran historia

En esta cinta mexicana, ganadora del premio a la Mejor película jalisciense del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, una tímida editora se atreve a dar el paso con el que vence sus ansiedades

Corina | Una virtuosa pequeña gran historia
Corina es la historia de una joven que se ve obligada a enfrentar sus miedos. Foto: Especial

Caer pa’rriba es una frase muy común en Guadalajara, la cual indica la suerte que tienen ciertas personas que, al cometer un error, en lugar de ser penalizadas, reciben una recompensa inesperada.

Corina Rojas, la protagonista de la sobresaliente ópera prima de Úrsula Barba, quien realizó anteriormente dos cortometrajes de buena manufactura, podría ser el claro ejemplo de esta frase muy tapatía.

Corina es una veinteañera que, desde hace varios años, pisa la calle lo estrictamente necesario para ir a comprar un café al sitio de siempre e ir a su trabajo, en una editorial a escasos pasos del hogar que comparte con su mamá, quien comparte su horror de salir a la calle luego de presenciar un trágico accidente.

Hija de un escritor y una bibliotecaria, Corina se dedica a realizar corrección de estilo en la pequeña empresa, cuyo destino depende de la publicación de una hosca pero exitosa escritora a quien, tras una serie de enredos, tendrá que visitar para salvar un error crítico en la carrera de cualquier editor: ir más allá de la corrección e incluir su propia creación en los textos.

Esta cinta, ambientada en la Perla de Occidente, no es nada pretenciosa: es una pequeña historia contada con virtuosismo, donde las anécdotas fluyen con tanta naturalidad como los pasos de la protagonista, interpretada con acierto por Naian González Norvind, quien saca provecho del mutismo de su personaje para retratarla efectivamente a golpe de gesto.

Como se suele pedir en las obras de arte, Corina funciona en varios niveles: desde la ansiedad social patológica, que obliga a la protagonista a concentrarse en repeticiones para sentir seguridad en el mundo exterior, hasta la vida oscura de un editor, todo funciona con precisión.

Aunque en algunos lugares se le ha señalado como la “Amélie mexicana”, Corina es totalmente diferente: donde la francesa es romántica y valiente, la mexicana es tímida pero decidida, donde la parisina sueña, la tapatía se hace cargo de sus responsabilidades.

Corina se encuentra ya en las carteleras de los cines del país, en la Cineteca Nacional de México y, claro, en el Cineforo de Guadalajara.

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