COLUMNA INVITADA

La Doctrina Estrada, Putin y el Tlatoani

En el régimen actual, se admira al presidente ruso, a veces de forma secreta y otras públicamente

OPINIÓN

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José Lafontaine Hamui / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Estoy convencido de que Marcelo Ebrard no coincide con la política internacional actual de México.  Aunque parezca absurdo lo anterior, ya que es el canciller. En este país, como en Rusia, nada se mueve si el Tlatoani no lo decide.  Hoy no hay secretarios de Estado, sólo encargados sirviendo al placer del Presidente.

Deforman y utilizan a modo la Doctrina Estrada, que es la idea central de la política exterior mexicana: “La libre autodeterminación de los pueblos, la no intervención en los asuntos internos de otra nación”. Me gustaría saber en qué parte de nuestra arcaica política exterior sustenta este gobierno que no apoyar a Ucrania y condenar a Rusia es una forma de no intervención en los asuntos internos de otro país.

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Por lo visto, ni siquiera han leído a Genaro Estrada.  El Tlatoani sostiene una velada (tal vez no tan velada) admiración por Vladimir Putin, ya sea porque encuentra similitudes, o bien, porque sueña con gobernar como lo hace él, o simplemente porque quiere sacar raja política y económica de esta situación. Cualquiera que sea la razón, es mezquina.

Simplemente no se justifica la invasión de una potencia bélica a otra nación soberana. Ni porque quiera esta última pertenecer a la OTAN y/o a la Unión Europea, ni porque Rusia quiera protegerse en su frontera del “peligroso mundo occidental”. La guerra en Ucrania es un desvarío mental de un enfermo de poder.  Y la realidad es mucho peor y superficial. Es económica, aunque pretendan disfrazar con ideología la invasión militar.

Esta guerra, a diferencia de otras, la hemos vivido en directo y en tiempo real.  Hemos sido testigos de la voracidad, de los bombardeos contra la población civil y de los éxodos masivos. Me llamó mucho la atención que en redes sociales se subiera una fotografía donde la gente, desesperada, trataba de subir a un tren.  Fotografía tomada en blanco y negro, en la cual no existe diferencia con los éxodos que tuvieron lugar en Europa de la Alemania Nazi, en 1938.

¿Quién puede apoyar la decisión de invadir Ucrania? Sólo un par de estados lacayos y enfermos sociópatas. La omisión de muchos al callar, con ese silencio doloso que irradia complicidad. En ésta ocasión ni siquiera Suiza se mantuvo neutral. ¿Entonces por qué nuestro gobierno utiliza un cómplice lavado de manos, al estilo de Poncio Pilato citando perversamente la Doctrina Estrada? ¿Le parece al gobierno que la invasión de una potencia nuclear a otro país es una forma de respetar una libre autodeterminación de los pueblos?

La 4T es más conservadora que aquellos a los que critica. Quieren parecer de izquierda, vomitando ideología, pero ni siquiera saben lo que es la izquierda en realidad. Nuestra mal llamada izquierda no es socialista ni comunista, mucho menos socialdemócrata. Es una perversión de la ultra derecha, como lo que Putin representa; claro, siempre guardando las debidas proporciones, ya que aquí sólo tenemos una versión enana de un intento de tirano.

En el régimen actual, se admira a Putin, en ocasiones de forma secreta y otras públicamente. Lo hacen a sabiendas de que el ruso es anticomunista, imperialista y zarista. Putin, al igual que el “Tlatoani”, satura de mentiras el ideario nacional. Aquí un día se inventa un pleito con España, y al otro con el Parlamento Europeo, todo para quitar la atención de los errores y la corrupción. Allá inventan que Zelenski (quien es descendiente de judios asesinados por los nazis) es nazista, y por ello hay que detenerlo. ¿Así o más absurdo? “Lo que hay es la entusiasta aceptación de una narrativa que exalta al hombre fuerte sobre las leyes, instituciones y libertades de la democracia liberal”: Krauze.

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La pseudo izquierda del gobierno y su movimiento carecen absolutamente de empatía, y son insensibles al dolor ajeno. El fin justifica los medios. Éste régimen “ha traicionado los últimos residuos de su legado moral”, como lo describe Krauze.  Esta es la peor cara de éste régimen inhumano, insensible y corrupto.

¿Porqué debería ser empática la 4T con un país ajeno?  Sí la virtud de la empatía no la tienen con su propio país?  Ejemplos de la falta de empatía sobran, como la falta de abasto en medicinas, los miles de homicidios culposos por omisión causados en la pandemia; la ausencia de vacunas y cuando las hay, su uso electoral; sin olvidar los abrazos frente a los cientos de miles de muertes que día a día se acumulan en México a causa de las balas.

POR JOSÉ LAFONTAINE HAMUI
ABOGADO
@JOSE_LAFONTAINE

 

 

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